miércoles, 12 de junio de 2013

DIMENSIÓN MISIONERA DA LA IGLESIA


Vivimos en una realidad en la que por todas partes se oye lo mismo: “Se han perdido los valores”, “Se ha perdido el trabajo” “Se ha perdido el respeto”, Se ha perdido la fe”, “Se ha perdido el norte”… ¿Vivimos en una sociedad perdida?

            No sé si han tenido alguna vez la experiencia de perderse en algún sitio y no saber dónde está el norte ni el sur ni ninguno de los puntos cardinales… ¡Es tremendo!

            También es tremendo llegar a una situación en la que no sabes qué hacer, por dónde tirar, a quién escuchar… y mientras tanto, tampoco tú te encuentras con fuerzas ni con ánimos para nada, te sientes perdido y, hay mucha gente que se desea la muerte y hasta llega a quitarse la vida.

            Hay otra situación de pérdida de horizontes, que es aquella en la que se encuentra mucha gente y que dice: “Pues una vez perdidos… ¡todos al río! Y se dedican a vegetar, esperando que alguien arregle esto, pero sin estar dispuestos a mover un dedo para que las cosas cambien.

            De todo esto, creo que todos sabemos un poco y, en un tiempo de crisis como el que vivimos, cuando miramos el horizonte, cada vez lo vemos más oscuro y hasta borroso.

            En definitiva, creo que ha ocurrido una cosa: llevamos ya un tiempo en el que nos echamos en brazos del dios dinero; él prometía darnos todo lo que soñáramos y, en esa nube nos instalamos un tiempo, sin darnos cuenta que la nube no tiene en qué sostenerse y, cuando nos tenía completamente en sus manos, de repente nos despertó y nos dimos cuenta que todo fue un sueño. Hay mucha gente que aún quiere seguir durmiendo y no quiere aceptar que no era real, pero ya no hay camas dónde echarse y dormirse en los laureles.

            Yo recuerdo que hace 20 años, en una reunión en la universidad, un joven decía que “habíamos logrado lo máximo que puede llegar a soñar la especie humana: a tener un sistema que te da todo lo que te apetezca sin tener que preocuparte. Los ideales, las inquietudes… son problema de cada uno y, lo que tiene que hacer, es que no salpiquen a los demás”

            Es exactamente la tentación que nos narra S. Mateo  (Mt. 4,3-4) a la que Jesús contestó tajantemente: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”: es la tentación de reducirlo todo al placer y la comodidad, achatando todas las perspectivas del ser humano. Y esto es lo que han hecho con la sociedad, volviendo la cabeza ante la realidad que existe a nuestro lado.

            Parece que a esta sociedad acomodada del primer mundo, le quitaron el mapa o el GPS y ha perdido los puntos de orientación y, no le quedará más remedio que volver a reorientarse.

            Y en esa vuelta, tiene de nuevo varias propuestas que luchan por imponerse, para llevarnos de nuevo a la “nube”: (lo que ocurre es que ahora no sabemos qué signo va a tener la nube)
 

Propuesta A

                        -Hoy se está atentando contra una de las expresiones sagradas del hombre: el trabajo, al que se le está queriendo quitar toda la dignidad que tiene, presentándolo como una moneda devaluada.

                        -Otro objetivo es el deterioro moral, espiritual y antropológico de la persona; se la está queriendo reducir a ser una máquina que consume y produce placer; el instrumento más inmediato y fácil que tiene es el cuerpo, el cual solo interesa, si es que puede producir o consumir ese placer, de ahí que el objetivo fundamental que hay que desarrollar es el CUERPO, con sus sentidos y el desprecio por la vida, sobre todo la espiritual.

                        -Quitar todo sentido de transcendencia y cerrarse en lo inmediato y material: un materialismo absoluto.

            Con lo cual, se da por desmoronado toda la dimensión espiritual y transcendente de la persona y todo queda reducido a un intercambio de intereses materiales.

 

Propuesta B

            Ponerte al servicio del poder, arrodillándote ante él y sometiéndote a todos sus dictámenes, con lo que renuncias solemnemente a tu libertad y te entregas con cuerpo y alma a los intereses del partido, aun a costa de negar lo evidente y atropellar la verdad, la persona, el orden, la moral y todo lo que pueda obstaculizar la posesión del poder, que se convierte en el único objetivo.

 

Propuesta C

            Es la propuesta del evangelio: hay una realidad que nos grita y nos provoca: esa que hemos dibujado al principio: una realidad que está perdida y busca un GPS para dejar de dar vueltas y salir del atolladero.

            En medio de esa situación, se vuelven a escuchar las palabras de Jesús: en un momento hablaba con los discípulos y les dice: “A donde voy yo, sabéis ya el camino” Tomás le contesta: Señor, si no sabemos dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le responde: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

            Jesús se convierte en el verdadero GPS que conduce a la humanidad: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida (Jn. 8,12.  Cf. Is. 35,8; Sal. 23)

            Quien se mete en ese camino y sigue esa dirección, se convierte también en guía, por eso les dice: “Vosotros sois la luz del mundo… brille así vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo” (Mt. 5,14-16)

            La iglesia no tiene otro sentido de existir que éste: ser luz para la humanidad, ser guía hacia el Reino de Dios y hacerlo presente, tal como hizo Cristo; esta es la MISIÓN que recibió la iglesia y que Cristo le dejó como tarea: caminar con la humanidad indicando siempre el camino, siendo luz, como quien se siente con el GPS o el mapa en la mano.

            La MISIÓN de la iglesia no es una ideología, ni un sentimiento religioso, reducido a una actividad interior, sin incidencia en la realidad externa, que se da solo en el campo de la conciencia -como están queriendo convencernos- hasta el punto que todo aquello que concierne a la realidad del reino, como es LA VERDAD, LA JUSTICIA, LA LIBERTAD, LA PAZ, LA VIDA, LA DIGNIDAD DE LA PERSONA… han llegado a convencernos que eso son asuntos políticos y no hay que tocarlos, ni la iglesia tiene nada que decir sobre eso, con lo que, al convencernos de esto, nos han callado y nos han escondido la luz debajo del celemín… nos han robado el GPS.

            Ser signos e instrumentos del reino, implica el comprometerse, con una misión que tiene un carácter público, que tiene que verse y que se traduce en acciones concretas y en actitudes que se personalizan.

            La MISIÓN de la iglesia es la respuesta a las palabras de Jesús: “Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros en la plena luz; lo que oís al oído, proclamadlo desde la terraza” (Mt.10,27)

            Es decir: es inconcebible que los cristianos se arrinconen, se callen, se asusten, se avergüencen… eso es renunciar a nuestro ser de cristianos; el mensaje que Cristo nos trajo no es para que nos lo guardemos, sino para que lo llevemos a todas partes.

            El mensaje que tenemos es salvación para el mundo, pues supone el respeto a la persona, el reconocimiento de su dignidad, el respeto a la vida a todos los niveles; el compromiso de hacer de este mundo un anticipo del reino de Dios, creando unas estructuras justas, donde brille   la luz por la claridad de la verdad, en donde la persona sea tenida como un valor absoluto y todo esté en función de la felicidad del hombre.

            Somos poseedores de un gran tesoro y no nos lo podemos guardar; no podemos seguir arrinconados. No podemos seguir sosteniendo algo que se contradice: calculo que este año se han de haber confirmado más de 2000 jóvenes en nuestra provincia y es una gran contradicción el que no se vean por ningún sitio.

            Cristo vino, abrió el camino, indicó la meta, dio las pautas para caminar y nos dejó el encargo de invitar a todos a entrar en el camino. Ni la iglesia, ni los cristianos, podemos renunciar a este encargo; el momento que lo hacemos estamos dejando de ser lo que somos y nuestra presencia se convierte más bien en “sal que se ha vuelto sosa y solo sirve para que se burlen de ella y la pisoteen”