viernes, 24 de julio de 2020

HAY GENTE LINDA… (Melitón Bruque G.)



         Esta mañana fui a una oficina pública para entregar una documentación que me pedían; primero, con un gesto agrio y agresivo me dijo la persona que se encontraba detrás de la ventanilla que estas cosas debo hacerlas a través de internet; le contesté que yo no tengo de eso, haciéndome eco de la gran cantidad de personas mayores que no tienen idea del tema.
         Me tira un papel para que lo rellene y sigue mascullando un lenguaje incomprensible.
          No me di cuenta de rellenar la casilla donde se indica el distrito postal al que pertenece mi calle; casi me expulsa de la ventanilla donde me atendía, insultándome y protestando porque “las cosas no se pueden hacer así, pues luego vienen los fallos y las protestas y las culpas siempre se las cargan ellos…”
         Me han entrado ganas de decirle: ¿Y para qué está usted ahí cobrando el sueldo que le pagamos? Pero preferí callarme porque hubiera montado un escándalo y me hubiera colocado a su misma altura. Ya sé que otro me dirá que debería haber pedido el libro de reclamaciones…
         Efectivamente, habría muchas formas de llamarle la atención. Yo he preferido ésta en la que todos podemos sacar una conclusión y llevarla a nuestra propia vida:
         Una persona preparada, eficiente, inteligente, educada, agradable, sensata…allana el camino, quita los obstáculos, hace fácil el trabajo a todos… incluso con amabilidad rellena ella misma el papel, si es que ve que la otra persona tiene dificultad, porque para eso está puesta allí, para eso cobra un sueldo, le hace fácil al cliente la operación que está fuera de su ámbito y es fácil que se confunda, es decir, realiza correctamente su servicio.
         Pero está visto y comprobado: cuanto más inútil, inepta, incapaz, incompetente, desagradable, ineducada… es una persona, más difícil pone las cosas, más lo complica todo. Me imagino que es la única forma que tiene para decir al público que atiende que lo que está haciendo es importante.
         En cambio, cuanto más inteligente, más preparada, más eficaz, más segura… es una persona, te la encuentras que, incluso el trabajo más difícil y complicado lo hace fácil, es sencilla, agradable, cercana y lo último que se le ocurre es hacer que el que está pidiendo un servicio se sienta agobiado y, menos aún, abochornado.
         Por el contrario, el que fue a pedir el servicio, sale satisfecho, se ha sentido escuchado, valorado y se vuelve feliz de haber encontrado a una persona que lo trató con dignidad poniéndolo a su altura, pues el grande rompió todas las distancias y barreras, sobre todo si te vio que estabas agobiado o un poco nervioso porque no dominas el tema.
         Y es que hay gente para todo:
         Hay gente linda que te acoge con una sonrisa amplia; al encontrarte con ella, sientes como que se hubiera abierto una gran puerta de par en par, la puerta del corazón y cuando ha recibido tu sonrisa como respuesta, se pone a tu disposición, y va delante de ti conduciéndote y evitando que puedas tener posibles dificultades, fracasos o caídas, pues siente que tu problema es el suyo.
         Hay gente lida que cuando te escucha lo hace con el corazón y pone en atención toda su persona, se entrega en cuerpo y alma, y lo hace mirándote a los ojos y no pendiente al móvil en el que suenan las llamadas del WhatsApp y está pendiente para ver quién le ha llamado,      La gente linda, en cambio, corta todos los teléfonos y centra su atención en ti. Te deja hablar hasta que has dicho lo que querías sin interrumpir el hilo de tu exposición, sin juzgarte antes de escucharte, porque le importa mucho tu opinión, y la situación que atraviesas, porque hace suyos tus sentimientos de alegría o de tristeza.
         Es gente grande que te respeta, que no permite que hablen mal de ti cuando estás ausente, por eso te cuida, te valora y no soporta que hagas el ridículo o se burlen de ti, por eso no duda en corregirte o advertirte de palabras o situaciones complicadas y te aconseja para evitarte problemas… hasta te corrige si es que cometes una falta de ortografía.
         Hay gente linda que te quiere tal como eres y no por lo que tienes: título, dinero, estatus social, ni siquiera por tu belleza o simpatía. Te quiere “porque sí”, sin más razones ni argumentos, tal como lo hace Dios, porque el AMOR no tiene razones, es absolutamente gratuito, por eso no te fuerza a nada, no te controla, no te impone nada, no lleva cuenta de los fallos ni los guarda para luego refregártelos en el momento de la próxima caída.
         La persona que te ama de verdad, se fía de ti y confía en ti plenamente, pues el amor se fundamenta en la confianza en el otro, por eso jamás un verdadero amor quita la libertad, pues sabe que un amor forzado o interesado es una opresión.
         El verdadero amor no exige respuestas, ni amenaza si es que no las obtiene; un amor verdadero es el regalo más grande que podemos obtener en la vida y, la persona que ama de verdad, es el tesoro más hermoso que podemos encontrar. Pero precisamente, por ser lo más grande, cuando no es auténtico se convierte en el peor de los castigos.
         Hay gente linda que te quiere de verdad y en tu dolor o tu fracaso sientes que sufre a tu lado, pues tu dolor lo siente suyo y no te reprocha nada, ni te culpa recordándote las veces que te lo advirtió, con lo que multiplica tu dolor y tu fracaso, haciéndote sentir despreciable. Por el contrario, se pone a tu lado para ayudarte a levantarte.
         Esa gente entrañable la tendrás siempre a tu lado, dándote una idea interesante, apoyándote en lo que hayas decidido y poniéndose a tu disposición, incluso apoyándote económicamente con lo que puede, cuando lo necesitas, sin buscar otro interés que tu triunfo; por eso te apoya, te sostiene, te anima, se alegra contigo y celebra tu triunfo.
         Esta gente te quiere tanto, que está pendiente hasta de los detalles más simples: tu santo, tu cumpleaños y hasta tus gustos…
         La presencia de la gente linda que te quiere es como una corriente de aire fresco en un día de calor sofocante o como encontrar en un día de calor como el de hoy (42º C) una fuente de agua fresca y cristalina que te refresca, te sana, te limpia te reanima, te devuelve las ganas de vivir…
         Es esa gente que sientes la necesidad imperiosa de verla, de abrazarla, de estar a su lado, de escucharla, de sentir que te escucha porque te sientes amado, comprendido, acogido, aceptado… Esa gente se hace necesaria y… yo diría que se hace imprescindible para la vida.
         Por todo eso, dice el libro de los Proverbios: que quien encuentra un amigo encuentra un tesoro y quien encontró a alguien que lo ama de esta manera, ha de responderle con la misma moneda y cuidar ese amor como el tesoro más valioso, como lo único que le da sentido a la vida, porque vivir sin amar o ser amado no es vivir.
         Por eso, considero que el mayor de los errores, la peor de las equivocaciones que se pueden cometer en la vida es romper, matar, ensuciar, destrozar, abandonar… el gran tesoro del AMOR, que es el sentido que Dios regala para vivir la vida y ser feliz. El error más tremendo y mortal es el no reconocer el AMOR
         S. Juan lo dice bien claro: “La condenación consiste en no reconocer al Hijo de Dios”. Es que DIOS ES AMOR y no hay cosa más grande en el universo que saber que tenemos un puesto en el corazón del AMOR en el corazón de DIOS.