sábado, 25 de abril de 2020

¡YA NADA SERÁ IGUAL…!


                                              20 - 04 - 2020
         Hace ya mucho tiempo que todos veíamos que habíamos entrado en una espiral de locura; ya sufrimos un golpe en la crisis del 2008 en donde habíamos llegado al éxtasis y veíamos que la gente se entusiasmaba con el dinero fácil y los jóvenes preferían andar con un deportivo de 10 millones antes que estudiar una carrera, y se despreciaba a quien ganaba 1000 euros, y la gente se endeudaba para comprar varias casas… hasta que todo se precipitó y se vino abajo como un castillo de naipes y de golpe se perdió todo…
         Volvimos a recuperarnos y no aprendimos, no cambiamos de actitud, diríamos más bien que fue empeorando, pues vemos como se vienen despreciando por sistema todos los valores y se impone el egoísmo, el individualismo, el relativismo, el todo vale, la irresponsabilidad, el pasotismo y la falta de respeto, la corrupción en todas las esferas de la sociedad… Estas actitudes se fomentan como algo progresista y se van imponiendo como norma de existencia.
         Efectivamente, todos veníamos diciendo que “esto” no nos llevaba a ningún buen puerto y, en el fondo, todos deseábamos un cambio, una nueva orientación en el camino.
         Pero al mismo tiempo hay otro sector que busca otro cambio y utiliza ese eco del deseo de la sociedad para reorientar en la dirección que ellos buscan. Esto han venido haciéndolo de una manera magistral los que son especialistas en dirigir la masa que vienen desde muy atrás manipulando el deseo de cambio y llevándolo por los derroteros que ellos quieren.
         Estos días se viene repitiendo como un mantra que nos está golpeando en la mente y en la conciencia: “Ya nada será igual”. A los gestores de esta obra de ingeniería social, la pandemia del “Covid-19” les ha resultado como el premio gordo de la lotería, pues les han venido servidos en bandeja los acontecimientos para concluir su programación: hasta ahora han venido preparando el terreno y ahora comienzan el asalto; no tienen más tiempo y lo único que les favorece es que se alargue la tragedia, la crisis. Cuanto peor se ponga, mejor para ellos, sus golpes serán certeros, pues la gente vive metida en otra historia, además está cansada de todo lo que viene arrastrando y desea un orden nuevo; cuando salga del túnel, se encontrará no con lo que soñaba sino con algo distinto pero peor, algo que ya no tiene vuelta atrás.
         Como he dicho antes, los pasos les han venido servidos en bandeja, pues de haber estado todo tranquilo les hubiera costado fuertes problemas; ahora han encontrado al pueblo asustado y se ha entregado en sus brazos.
         Hicieron la gran manifestación del feminismo, pues no querían dejar por nada ese acontecimiento en el que recogerían el voto de la mujer. Sabiendo el grave peligro que suponía, pero para ellos era más importante su rentabilidad política que la salud del país.
         A continuación, horas después, determinan el encierro de la población y, asustados, nos encarcelaron como ovejas sumisas que se fían de la bondad de su pastor; inmediatamente se dedicaron a inyectarnos un miedo horroroso a un virus que automáticamente nos convertía a todos en potenciales enemigos del que hasta unas horas antes había vivido a mi lado.
         Y junto a la propagación del virus ha ido creciendo el miedo y la desconfianza en el que vive a mi lado, hasta el punto que de la noche a la mañana no puedo tocar a quien ayer estaba abrazando imponiendo normas absurdas como el no poder ir juntos marido y mujer que han dormido en la misma cama y ahora no pueden ir en el mismo coche…
         A medida que van pasando los días se van sucediendo disparates que nadie entiende y que no sabemos a dónde nos conducen; nos han encerrado y no saben qué hacer ahora con la gente.
         No hay que ser muy inteligentes para ver que esto es una trampa: veo cómo nos han encarcelado a base de miedo y mientras tanto, nos siguen engañando y no dan respuesta al problema, sino que más bien van dándole largas e impidiendo que se tomen soluciones por aquellos que entienden; van destruyéndolo todo: nadie entiende por qué no dejan que las mascarillas, los respiradores, los test y todo el material que se necesita para detectar el virus y detenerlo prohíban que lo hagan empresas españolas perfectamente capacitadas para hacer un material de primera clase y se empecinan en que venga de China, precisamente de allí donde nos vienen engañando “como a chinos”
         Por otro lado es incomprensible e inexplicable la cantidad de millones que llevan gastados  en material y no llega todavía a los hospitales; y vienen sosteniéndose con las donaciones que vienen haciendo empresas y personas particulares como el hospital que levanta IFEMA con el ejército y cientos de voluntarios, con los aviones y donaciones de Amancio Ortega y todo lo que vienen haciendo grupos de personas particulares… y ellos, lo único que se les ocurre es insultar a estos donantes diciendo que hay que expropiarles porque lo que quieren dejar claro es que todo tiene que estar en manos del estado. Y siguen con su cantinela invitándonos a salir a aplaudir porque entre todos vamos a construir un mundo nuevo y demostrándonos que ya nada va seguir igual.
         Han encontrado la excusa perfecta para hacer la reprogramación de nuestras mentes y nuestras actitudes, pero no para asumir lo que todos queríamos, sino lo que ellos vienen preparando hace mucho tiempo y que no se atreven a dar la cara tapándolo todo con un lenguaje camuflado con el que utilizando las mismas palabras van sosteniendo otro  objetivo.
         Hoy ciento que ha sido una maniobra perfecta lo que han logrado realizar aprovechando el problema gravísimo en el que estamos metidos que para ellos es la oportunidad única.
         Independientemente de la gravedad del virus, que no han sido capaces de controlarlo, pero si han hecho su jugada perfecta, que era lo que les interesaba: han hecho pedazos la fraternidad, la confianza revistiéndola de una falsa solidaridad y un clima de confianza con el eslogan “Venceremos todos juntos”, fomentando aplausos desde los balcones… pero mientras tanto, la desconfianza y la falta de respeto han crecido exponencialmente, pues no somos más humanos, como deseábamos y se insulta al que va por la calle, incluso se trata sin respeto a los médicos a quienes teóricamente se les aplaude, pero no se exige que les provean de lo que necesitan para trabajar y evitarles el peligro. De eso no se tratan los aplausos, han montado una especie de circo romano echando sanitarios a los leones y aplaudiendo su valentía sin proporcionarles una mínima defensa.
         Mañana seguirán los aplausos al gobierno por lo bien que han manejado todo (Ahora mismo acabo de leer que un cura está pidiendo el premio “Príncipe de Asturias para los sanitarios y para el equipo del gobierno que está gestionando la crisis)
         Incluso estamos viendo que los cadáveres los han reducido a un número y ya nos dicen con toda la cara dura: “Hoy la buena noticia es que tenemos 20 cadáveres menos”, siguiendo la consigna de Stalin:  “Un muerto es una tragedia, 100 muertos es una estadística”.
         Y nos han venido martilleando que ya nada va a ser igual, pero al mismo tiempo lo están rompiendo todo para que no pueda serlo; da la sensación de que están preparando los ánimos para que se acepte como algo normal y lógico el que todo tiene que cambiar, pero no en el sentido que debería y que todos deseábamos, como ya hemos indicado, sino en el sentido que ellos tienen programado y que vienen preparando, que es el romper todo lo que se ha conseguido durante tanto tiempo y establecer el régimen que ellos quieren: someter al pueblo y quitarle todas sus libertades y derechos y convertirlo en una masa que piensa y actúa según a ellos les interesa y programan.
         De hecho están llevando las cosas al extremo para demostrarnos que no nos queda más remedio que entrar por donde ellos dicen e insisten en convencernos que no vale la pena luchar… y ya los estamos viendo cómo nos prohíben disentir y se saltan a la torera las leyes allanando moradas (Acabo de ver cómo entra la policía y le impide a un sacerdote celebrar la Eucaristía que está retransmitiendo por internet para su parroquia) y ven cómo la gente se aguanta y se calla… Tienen la seguridad de que lo que hagan será bien asumido.
         Maniataron al rebaño y ahora solo falta cogerlo completamente por el estómago con una limosna y convencerlo que lo hacen por su bien, como el padre bueno que restringe la libertad de su hijo al que considera un adolescente inmaduro y le tiene que programar la vida y el pensamiento, indicando todo lo que tiene que hacer y dejándole bien claro lo que no puede ni pensar. Y todo esto lo revisten con el lenguaje de “Democracia”, “Libertad”, “Respeto”, “Progreso”…
         El otro cambio que estábamos necesitando y que pedíamos a voces era el recuperar la humanidad que hemos perdido, el respeto a la dignidad de la persona y a la naturaleza; desterrar la codicia que nos angustia y la avaricia que nos esclaviza, desterrar el materialismo que nos impide ver la grandeza de la vida y de la persona; el vivir en solidaridad, donde puedas mirar al otro, no como un contrincante, sino como un amigo, como un hermano…
         Incluso estamos viendo que habría posibilidad, por todos los avances que se han hecho, de organizar el mundo y vivir en solidaridad, haciendo de él un paraíso, donde nadie tenga que abandonar su tierra, su familia, donde podamos vivir con dignidad y todos nos respetemos, nos apoyemos unos a otros compartiendo lo que tenemos…Pero el ansia de dinero, de poder; el egoísmo y la maldad del corazón de unos pocos, impide que esto se realice, pues prefieren programar la muerte y la destrucción del planeta y lo desestabilizan todo antes que luchar por establecer el amor, la justicia y la fraternidad.
         Este segundo cambio, los aliados del MAL no pueden soportar ni siquiera el pensar que pudiera darse. Pero lo triste es que el pueblo llegue a creerse que no es posible, ni vale la pena luchar por hacerlo y se deja derrotar sin haber luchado.
         Alguien me puede calificar, y ya lo han hecho, de apocalíptico, derrotista… normalmente lo hacen aquellos que el miedo, o la simpatía con los destructores, lo encubren con el manto del “buenismo” y la confianza en la divina providencia, esperando que venga Dios y arregle las cosas.
         Yo pienso de otra forma:
                   -Creo que es posible un mundo nuevo en donde cada uno deje su egoísmo, ponga a los demás en su vida y entienda que cuando todos pensamos en los otros antes que en nosotros, salimos todos beneficiados.
                   -Hemos de convencernos que el mundo no nos lo dieron para que lo rompamos, sino que hemos de dejar un mundo mejor que el que nosotros nos hemos encontrado, para los que vienen detrás
                   -Que tenemos que trabajar y hacerlo bien, porque el trabajo es la expresión de la grandeza de la persona.
                   -Que debemos tener en cuenta que el “ganar” y el “Tener” no pueden ser nunca metas en la vida, sino el “SER” y compartir para ser feliz.
                   -Que no podemos engañar a los niños y a los jóvenes ubicándolos en una nube de algodón, diciéndoles que todo lo agradable es bueno y lo desagradable es malo, pues sabemos todos que la vida no es de color de rosa, sino de lucha y hay que prepararlos para que luchen contra el fracaso.
                   -Que la educación es de los padres y la información de la escuela; todo lo que no sea tener claro esto, es una dejación grave que al final nos cobra caro.
                   -Que la familia es el fundamento de la sociedad y la escuela donde se aprende a ser persona, pues en ella se practican los grandes valores humanos, sociales, cristianos.
                   -Que desde la misma infancia al niño se le enseña a ser responsable y, por lo tanto, libre; que ha de aprender a amar siendo solidario, compartiendo y, sobre todo sirviendo y éste ha de ser el clima en el que crezca y viva.
         Ahora, nos hablan constantemente de RECONSTRUCCIÓN, pero está en nuestras manos la sociedad nueva que queremos, o de lo contrario, la dejaremos en las suyas para que reconstruyan todo lo que vienen pretendiendo y nosotros quedaremos encerrados esperando que nos den las órdenes que consideren que les conviene.
        


viernes, 17 de abril de 2020

¡CIEGOS!



16-04-2020
            El otro día veía en Facebook a alguien que se hacía la pregunta: ¿Dónde está la iglesia en este momento de epidemia, cuando más se la necesita? Y a continuación venía todo un coro de palmeros que daban cada uno su respuesta a cual más disparatada.
            ¡Ciegos! No hay cosa más triste que un ciego de cuerpo y de alma, ¡porque hay que estarlo!
            Sentí ganas de entrar al trapo y responderle: ¿Y dónde se te puede encontrar a ti? Pero es una pérdida lamentable de tiempo emplearlo en quien, además de estar ciego, no quiere ver y con la consiguiente característica de ser un ignorante, circunstancia que ya completa la desgracia.
            Vamos a ver: esa persona que tienes a tu lado, día y noche, que ha renunciado a su vida, a su libertad; que te ha puesto en el centro de su corazón y vela cada minuto de tu vida para que no te falte nada…
            Ese médico, esa enfermera que te atiende con tanto cariño; esa persona de limpieza que lo tiene todo a punto; esa persona auxiliar que es tus pies y tus manos…
            Toda esta gente que está exponiendo su vida, en las condiciones que estamos viendo y que, en sus momentos de angustia se agarra a Dios y pone a sus enfermos en sus manos, pues su vida la ha entregado por ellos…
            Esos agricultores, que cada mañana, al ser de día, están en el campo, intentando que el pueblo pueda recibir lo mejor, para poder sostenerse; haciéndolo en las condiciones que se están haciendo hoy las cosas, y viendo cómo están siendo arrinconados…
            Ese ejército y esas fuerzas de orden público que se están jugando a diario la vida contra el virus y, con el peor de los virus que existen, como es el de la irresponsabilidad de la gente, el del odio, el del desprecio, el de la ingratitud y la indiferencia…
            Y los estamos viendo que están muriendo en unas condiciones pésimas…
            Todos esos transportistas que no cesan de andar toda la geografía española, para que esté todo abastecido y duplican sus horarios…
            Todo el personal de supermercados, de tiendas de alimentación, de farmacias, de ambulancias, de funerarias… en contacto diario y directo con el peligro…
            Esos maestros que piensan en los niños y jóvenes como si fueran sus hijos y están buscando sin descanso todo lo que les pueda ayudar a que no pierdan el curso y han montado todo un sistema nuevo de acompañamiento a los niños y jóvenes…
            La inmensa mayoría de esta gente están bautizados, creen en Jesucristo, realizan su trabajo poniendo todo lo mejor que tienen, con el mejor Espíritu de servicio, que no es otra cosa, sino el mandato que Jesús dio para su iglesia: AMAR-SIRVIENDO.
            La inmensa mayoría de esta gente, cada mañana cuando se levanta, se pone en manos de Dios y se ofrece para ser presencia suya en medio del dolor y del caos. No habría dinero para pagarles la vida que están poniendo y, gracias a ellos, todavía podemos seguir viviendo y recibiendo altas en los hospitales.
            Estos son cristianos, estos son la iglesia, o ¿Qué estáis esperando, que venga un obispo con una varita mágica, haga un exorcismo y al momento quede todo resuelto por arte de magia? ¡Pobre ignorante!
            Alguien me dirá que la gente que he nombrado no es iglesia.
            ¡Eso es atrevido decirlo! Quien lo afirme, que vaya y les pregunte a todos ellos y que cada uno diga si se siente iglesia o no.
            Yo puedo asegurar que una gran mayoría realiza su misión, no solo por el dinero, sino en la onda que pide Jesús a los suyos
            ¿Qué iglesia está esperando ver? ¿A los curas haciendo mascarillas como las monjas? También ellas son iglesia y las tienes haciendo mascarillas.
            También los voluntarios de Caritas son iglesia y ahí están donde se les necesita: donde se ven y donde no se ven.
            ¿Qué dónde están los curas? Es cuestión de que te acerques a la parroquia y te enteres de lo que hacen, sin tener que dar discursos por la tele, proclamando lo que hacen, como tampoco verás que lo haga ninguno de los que he nombrado anteriormente…
            No me quiero referir ahora a la labor que en estos momentos está haciendo la IGLESIA en el mundo entero, en donde se está viviendo la desgracia.
            Además, considero que es una pérdida de tiempo explicarle a un ciego compulsivo la belleza de los colores de la primavera.
            Y no quiero cerrar la reflexión sin lanzar una pregunta: ¿A dónde se os puede encontrar dando el callo, a todos los que tanto odio os produce la iglesia?

VIERNES SANTO

10-04-2020

Querida hermana/o: tengo presente siempre, pero en estos días de una forma especial, a todos los que estáis ahí sufriendo la pasión de la enfermedad y, junto a vosotros, a esa persona que está ahí a tu lado día y noche, a la enfermera y al médico que cuida de ti, como el Cireneo que ha salido a tu encuentro en el camino del calvario; sin ellos no podrías vivir.
         El viernes santo es un momento lindo para que tomemos conciencia de la cruz que nos han cargado, pero no para que nos quedemos con ella, como al que cargan con un castigo, pues Cristo ya murió y en ella crucificó todo lo que al mundo le hace padecer y sufrir, para que eso no vuelva a ocurrir.
         Vuestro dolor, vuestra entrega acompañando, vuestro trabajo nos está haciendo tomar conciencia a todos de nuestra enfermedad, de nuestra pasión y de nuestro calvario.
         Hoy viernes santo, recordamos el día de tormento de Cristo, que hoy está actualizado en la pasión que estamos viviendo todos: Nuestra España está enferma, con una enfermedad de muerte, atacada por el virus “Covid 19”, con el virus tremendo de los políticos, unido al de muchos medios de comunicación que son su eco y que la están descuartizando y paralizando.
         Está enferma nuestra sociedad, con una enfermedad letal  atacada por el virus de la política que la ha dividido; por el virus del racismo nacionalista que nos ha llevado a despreciarnos los unos a los otros; por el virus de la avaricia  que la ha incapacitado  para pensar en otra cosa que no sea el dinero; por el virus del lujo y  el consumo  que se ha convertido en una droga; por el virus del individualismo  que nos aisló por completo y rompió la familia y todas las relaciones humanas; por el virus del relativismo que nos hizo perder todos los referente morales y espirituales y ya no sabemos ni la hora que es.
         Ya ves, la pasión que estamos sufriendo todos es fuerte; la pandemia que se nos ha presentado está haciendo que tomemos conciencia de la situación crítica a la que hemos llegado y nos ha hecho pararnos de golpe y nos está haciendo valorar todo lo grande, bueno y entrañable que tenemos y que lo estamos dejando morir con la actitud despectiva y estúpida que teníamos.
         Estamos pudiendo ver y valorar la calidad humana y profesional de las personas que viven a nuestro lado: de nuestros trabajadores sanitarios; de nuestras fuerzas del orden público, de nuestros empresarios, de nuestros transportistas, de nuestro ejército, de nuestros trabajadores de servicios, de los maestros, de la iglesia, de los agricultores.
         No obstante, los virus siguen infectando y no descansan hasta crucificarnos, exactamente lo mismo que hicieron con Jesús; y cuando lo hayan conseguido, se sentirán ufanos de haber hecho su obra: destruir al país, pero no saben que Cristo, Ese que hoy se identifica con todos los sectores que acabamos de nombrar y que ahora está sufriendo el calvario, ya no lo pueden matar ni encerrarlo en el sepulcro, pues ha resucitado y ya no puede morir; lo estamos viendo: la fuerza de su Espíritu sigue presentándonos justamente en estos momentos gestos grandiosos que indican que hay vida y que tiene una fuerza enorme, hasta el punto que explotará  como un nuevo Pentecostés y ni los guardias de seguridad podrán mantener el silencio del sepulcro.
         Pero esta resurrección presupone un cambio radical de actitud y de mentalidad: hemos de pasar la página, olvidar las ideologías que rompen toda unidad, desterrar los prejuicios, limpiar el odio y la división que nos ha invadido… No tomar esta decisión significará quedarnos clavados en la cruz por muchas generaciones, firmar nuestra condena de muerte.

CRISIS SANITARIA



02-03-2020

         El autor del libro del Génesis, cuando tiene que explicar al pueblo las preguntas sencillas que todos se hacen: ¿quién ha hecho todo lo que existe? Pues ve que el hombre no tiene capacidad para hacerlo, entonces, se refiere nefariamente a un ser superior, con una inteligencia superior y una capacidad infinita que haya podido organizarlo todo en un orden tan perfecto y maravilloso que jamás, nadie ha podido hacer algo igual. Ese Ser es Dios, que crea el universo deteniéndose de una forma especial en esta minúscula porción del universo llamada, para que sea como la luz que alumbra a todo el universo su presencia en medio de todas las galaxias.
         Esta porción del universo no se trata de que sea ni la mejor, ni la más grande ni la más importante… simplemente el Creador quiso hacerla el signo vivo de la presencia del Amor, de la Verdad, de la Justicia, de la Paz, de la Libertad, de la Alegría, de la Belleza… Un paraíso minúsculo del universo que expresa la hermosura y la grandeza de Dios que está presente en el universo. Todos estos valores son como la luz que alumbra la tierra al cosmos.
         Esta “TIERRA” es un “todo”, un cuerpo vivo en el que cada cosa realiza su misión en función del resto; no puede pensarse nada independiente y extraño al resto; de manera que el ser humano no se puede pensar sin de la tierra, ni ésta sin el hombre, como tampoco se puede pensar ambos sin el agua, sin el aire, sin las plantas… De ahí que digamos que: cuando se rompe una cadena en el ecosistema, se produce una catástrofe.
         Es por eso, y con mucha razón, que nuestro Papa Francisco llame a la tierra nuestra “Casa Común” y constantemente nos está invitando a que la cuidemos, porque si atentamos contra ella, estamos atentando contra nosotros mismos.
         El destino de la tierra es el destino de la humanidad y agredir a la humanidad, al mar, a los bosques, a los animales… es agredir al “Cuerpo vivo” que es la tierra.
         En una entrevista hecha por el New York Times a los astronautas, cuando subieron a la luna en 1982, Isaac Asimov decía que “al ver la tierra desde la luna, se dieron cuenta que la tierra era una sola realidad de la que forma parte el ser humano como el resto de elementos que la conforman.
         Tierra en latín se “HUMUS” y hombre se dice “HOMO”, es decir: son la misma cosa: tierra viva, fértil, generadora de vida.
         Ésta es la realidad natural que existe y todo lo que sea cambiarla es romperla, agredirla y nos dirá la Escritura que fue entregada al hombre para que fuera dueño y señor de ella  y se comportara con la tierra como como lo había hecho su creador, cuidándola, conservándola y recreándola. El problema estaría en lo que el hombre centra su atención con su libertad y su inteligencia; de hecho, ya en el mismo comienzo de su presencia en la tierra, el hombre quiso ser dios y rompió el proyecto primero de felicidad expresado con la imagen del paraíso; es decir: rompió la cadena del amor e introdujo el caos. Dios tuvo que decirle:    “Por tu culpa será maldita la tierra” Gn. 3,17) Y hasta hoy, el hombre sigue siendo el que rompe siempre el equilibrio y va creando el caos.
         El Papa Francisco en su encíclica “Laudato si” Nº 53 dirá: “Nunca hemos herido tanto a nuestra casa común como en los dos últimos siglos” Y desgraciadamente es así: el hombre actual, o cierto sector de la humanidad actual, al estilo de Caín, le dio la espalda a Dios y a sus hermanos y se dejó en brazos del dinero; la avaricia llenará su corazón y la codicia se convirtió en el motor de su existencia: los valores del amor, de la justicia, de la verdad, de la armonía… que Dios había puesto en el código genético de la humanidad, el hombre, invadido por la avaricia se convierte en el mayor depredador y destructor del planeta; nunca como ahora se ve tan claro cómo ese sector  de seres se han convertido en una maldición para la tierra, en una verdadera pandemia que por donde  pasan siembran el terror, la muerte, el hambre, la guerra y la destrucción. y lo que tocan lo destruyen.
         En un artículo, Leonardo Boff dirá: “La voracidad del modo de acumulación de la riqueza es tan devastadora que hemos inaugurado, dicen algunos científicos, una nueva era geológica: la del antropoceno. Es decir, quien amenaza la vida y acelera la sexta extinción masiva, dentro de la cual estamos ya, es el mismo ser humano. La agresión es tan violenta que más de mil especies de seres vivos desaparecen cada año, dando paso a algo peor que el antropoceno, el necroceno: la era de la producción en masa de la muerte.
         Como la Tierra y la humanidad están interconectadas, la muerte se produce masivamente no solo en la naturaleza sino también en la humanidad misma. Millones de personas mueren de hambre, de sed, víctimas de la guerra o de la violencia social en todas partes del mundo. E insensibles, no hacemos nada” (Coronavirus: ¿reacción y represalia de Gaia? 2020-03-13)
         Yo no puedo evitar el recordar aquella charla en un curso de verano sobre “Fe y Política” allá por el año 1993 en el que participaba D. Ramón Tamames, Juan Fernández y gente muy vinculada a la política y nos decían que para este milenio estaba planificado, con margen de error cero la invasión del Sur al Norte, la acumulación del poder en la información y el extermino de las ¾ partes de la humanidad.
         Ahora, cuando vamos viendo lo que está ocurriendo, cómo se van cumpliendo los objetivos del Foro de Sao Paulo y todo lo que estamos viviendo, contemplando  y soportando: los lacayos que tienen los puestos del poder en el mundo, cómo todos respiran de la misma manera, pareciera que han aprendido todos en la misma escuela, es decir: todos responden a las mismas consignas que dirigen desde arriba para llevar adelante el plan establecido y viendo cómo anestesian al pueblo con sistemas de educación que no son humanos, sino de “amaestramiento”, de modo que  utilizan y se burlan de la masa, de acuerdo a sus objetivos… Ante esto, no queda más remedio que echarse a temblar.