DERECHO Y
OBLIGACIÓN
Estos
tiempos estamos viendo cómo se responde ante algo que hasta ahora se ha
entendido y ha sido admitido como algo natural y evidente que aquel ser que ha
sido engendrado en el útero de una mujer es una persona desde su primer momento
de concepción, lo mismo que es un perro aquel ser que ha sido concebido en el
útero de una perra…
Sin
embargo, esto que aparece tan claro y evidente, ha comenzado a ponerse en duda,
sobre todo lo referente a la persona y, a pesar de haberse levantado un clamor
popular por parte de un gran sector de
la población, que entiende como un atentado a la vida humana la aprobación de
leyes que favorecen el aborto, pues considera que el ser engendrado en el útero
de una mujer, desde el primer instante de su concepción, comienza una vida
humana que se va desarrollando y que tiene su individualidad propia, sujeto de
todos los derechos de cualquier persona.
Este
clamor de un enorme sector de la sociedad se ha ignorado y se le está dando voz
y relevancia a otra corriente que opina en la dirección de Max Weber con su teoría del consecuencialismo;
según él, toda acción humana, su moralidad depende de la decisión que toma responsablemente una
persona, atendiendo a su conciencia. Claro está, parte de que toda persona
tiene una conciencia bien formada.
Partiendo
de ahí, y con independencia del fin de la decisión, es decir: del contenido del
acto, una obra es buena.
Con lo
cual, declara que no hay normas morales de índole universal que obliguen
absolutamente, por lo que –señala F. Inciarte: "si de matar a un inocente
se siguen bienes proporcionalmente mejores, o con ello se evitan males
proporcionalmente peores, entonces la acción no es que quede justificada, sino
que no necesita ni siquiera justificación”
–Según él, estas acciones son moralmente indiferentes, por lo tanto, en esta
teoría del “consecuencialismo”, no cabe el conflicto de deberes, de forma que
una persona, cuando actúa en conciencia y de acuerdo a sus principios y a sus
intereses, no atenta contra la moral, con lo que se puede concluir que toda
acción humana es intrínsecamente buena, si es que responde a sus intereses
personales.
Según
los expertos, esta tendencia surge como respuesta al fundamentalismo que se
impone por encima de la misma realidad vital, que a veces es dramática, a la
que aplica la ley sin más, sin atender la situación por la que se atraviesa.
VIDA-MUERTE
En este
marco encuadramos el aborto, la
eutanasia, la contracepción, la fecundación in vitro… y entonces solemos caer
en la misma actitud de la que se quieren defender.
Recuerdo
un caso de una chica: ella sostenía que para el amor no deben existir fronteras
de razas, culturas, condiciones sociales etc. En principio, todo perfecto hasta
que se sintió muy interesante saliendo con frecuencia con un joven africano y disfrutaba sintiéndose
diferente y liberada.
También
discutimos muchas veces y no había cómo bajarla de su teoría, de que no tiene
por qué estar ligado el amor y el disfrute del sexo con la concepción; para
ella el cuerpo no era más que un instrumento de placer… hasta que un día se quedó embarazada; ahí cambió todo:
la idea de tener un hijo mulato le aterrorizaba, pues decía que su hijo se
podía sentir extraño a los demás; el sentirse amarrada a un hombre para toda su
vida de una raza y una cultura diferente no lo podía ni imaginar; tener que
plantear esto en su casa era un drama que no estaba dispuesta a afrontar; sus
estudios y sus proyectos de mujer se venían abajo y eso, no estaba dispuesta a
dejarlo por nada; ella no tenía un porvenir claro, como para enfrentarse al
sostenimiento de un hijo; no se sentía preparada para ser madre… tenía mil
razones para abortar.
Le
planteé la respuesta en positivo a todas las objeciones que ponía: precisamente
el hijo mulato era el signo más claro y evidente de su liberación de moldes
racistas, xenófobos; La idea de hacer un proyecto estable en la vida, al que se
pudiera ajustar y le diera sentido a
todo lo que hacía la rechazaba, porque decía que no estaba dispuesta a
renunciar a su libertad, que no era más que un vivir sin responsabilidad de
nada, sino vivir al día.
Por
último le dije que se trataba de una
opción clara y determinante: apostar por la vida o por la muerte, convertirse
en instrumento de vida o de muerte. Le argumenté con el hecho de la experiencia universal del síndrome post-aborto, de lo que
estaría reprochándose toda su vida… y ella, pero más aún su familia, que no
querían cargar con el resultado de la decisión de la hija, decidieron asesinar
al feto.
Según Max
Weber una decisión tomada así, habiendo visto todos los pros y los contras, no
es ni buena ni mala y, por tanto, si te evita un montón de problemas, es
moralmente buena, sin importar lo que se haya hecho, lo único que importa es el
resultado final, que vaya en el beneficio que yo busco.
En esta
onda va toda la tendencia actual de la
ideología de género, con la que se pretende liberar a la mujer con la famosa
teoría de las tres “K” alemana:
"die
Kirche" (la iglesia)
"die
Küche"(la cocina),
"die
Kinder" (los niños).
NUDO DE
CONTRADICCIONES
Es
mucho el tiempo que se lleva trabajando en este terreno, intentando que la
mujer sea “ella misma”, sin embargo, cada vez están constatando el fracaso de
esta dirección, pues precisamente se ha convertido en un verdadero ataque a la
esencia de la mujer, salvo en casos en los que se ha producido en la mujer una
manipulación tal que ha resultado un auténtico lavado de cerebro que le impide
ver la realidad en la que vive, como está ocurriendo, desgraciadamente, en
muchos ambientes de la sociedad occidental, donde se han invertido por completo
los valores "libertad", "progreso", "modernidad",
"autonomía", "autenticidad", etc., hasta el punto de
llegar a establecer la destrucción
industrializada de la vida humana y hacer de esto un negocio; estamos asistiendo
al espectáculo de ver cómo se establecen y se aplauden las contradicciones,
como es el que se castigue y se persiga
a la madre que abandona en la calle a un niño de pocos días o lo deje
solo durante una hora encerrado en una habitación, mientras va al mercado, y,
en cambio, se favorece y se le apoya para que lo mate cuando lo lleva en su
vientre, sin otra razón que el evitar molestias o, simplemente porque no lo
quiere, pues no lo tenía programado.
Los
legisladores regulan el aborto para que no nazcan niños, pero también hacen
leyes para que puedan nacer artificialmente (niños probetas); se reconocen los
derechos de las prostitutas y de los homosexuales, pero no los de los padres a
educar a sus hijos en los centros que prefieran.
Se
castiga con cárcel y multas espectaculares a quien mate a un pájaro o a un
lince y, en cambio, no se quieren poner leyes que protejan a la mujer que
quiere traer su hijo al mundo.
Se ha
optado en la sociedad occidental por el positivismo sociológico, que ha establecido
una mentalidad que sostiene que el valor de las cosas, no es otro que la
valoración que de ellas hacen mayoritariamente las gentes, en cada situación
socio-histórica; es decir: la verdad no existe, sino que se consensua y, si una
mayoría acepta una cosa como verdadera o válida, eso no tiene vuelta de hoja;
es decir, si un grupo se pone de acuerdo y determina que los niños que no nacen
con una medida determinada no son personas y, por tanto, hay que eliminarlos,
se establece y eso está bien. No existen valores absolutos
En ese
contexto, la vida humana no es un valor absoluto, sino relativo, que podrá
cambiar, de acuerdo a quienes lo consensuen, por tanto, sería un valor cambiante, una cuestión de cada época: hoy
puede ser bueno, mañana malo. Si una mujer "decide" que la vida de su
hijo es valiosa para ella, para su propia realización personal, bien. Pero si
no lo considera así, se lo quita de en medio y punto.
Incluso, si no puede tener hijos, o no acepta
al hombre, hoy la tecnología le permite implantarse unos espermatozoides y
tener su hijo, sin necesidad del hombre, con lo que ella tiene cumplidas sus
expectativas de madre y de mujer.
Lógicamente,
en ningún momento se está tomando en cuenta la PERSONA que es el hijo, eso no
cuenta para nada, de la misma manera que no cuenta para nada cuando nos
compramos la mascota que nos gusta.
El
problema de todo esto es que, si sostenemos esta teoría, eso mismo que yo asumo
y acepto para mí, tengo que aceptarlo para los demás y, el conflicto se da el
momento en que yo formo parte del proyecto del otro, que no ha contado conmigo para nada, porque puede ocurrir, que
los intereses del otro sean quitarme a mí de en medio y entonces… ¿Cómo
resolvemos el problema?