El presidente de Uruguay nos ofrece una reflexión de
mucha actualidad que nos puede ayudar a
meditar en esta cuaresma y dar un giro a nuestra manera de pensar y de
plantearnos la vida
Señor Presidente,
Soy del SUR, vengo del SUR.
Esquina del Atlántico y el Plata. Mi país es una penillanura suave, templada y
pecuaria. Su historia es de puertos, cueros, tasajo, lanas y carne. Tuvo
décadas púrpuras de lanzas y caballos hasta que por fin, al arrancar el siglo
20 se puso a ser vanguardia en lo social, en el Estado y la enseñanza. Diría:
la social democracia se inventó en el Uruguay. Por casi 50 años el Mundo nos
vio como una Suiza, en realidad fuimos hijuelos bastardos del Imperio
Británico, y cuando éste sucumbió "vivimos" las mieles amargas de
términos de intercambio funestos y quedamos estancados añorando el pasado.
Pasamos 50 años recordando
Maracaná casi sin crecer. Hoy hemos resurgido en este Mundo Globalizado,
aprendiendo de nuestro dolor. Mi historia personal: la de un muchacho que como
otros quiso cambiar su época y su Mundo tras el sueño de una sociedad Libertaria
y sin clases. Mis errores: son hijos de mi tiempo, los asumo pero hay veces que
me grito:¡¡¡Quién tuviera la fuerza de cuando abrevábamos tanta Utopía!!!!
Sin embargo, no miro hacia
atrás, porque el hoy real nació en las cenizas fértiles del ayer. Por el
contrario, no vivo para cobrar cuentas o reverberar recuerdos, me angustia el
porvenir que no veré y por el que me comprometo. Es posible un Mundo con una
humanidad mejor, pero tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida.
Pero soy del SUR y vengo del
SUR a esta asamblea. Cargo con los millones de compatriotas pobres en las
ciudades, páramos, selvas, pampas y socavones de la América Latina, patria
común que está haciéndose cargo con las culturas originarias aplastadas, con
los restos del colonialismo en Malvinas, con los bloqueos inútiles y tristes a Cuba,
con la vigilancia electrónica hija de las desconfianzas que nos envenenan, a
países como Brasil. Cargo con una gigantesca deuda social, con la necesidad de
defender la Amazonia, los mares, nuestros grandes ríos. Cargo con el deber de
luchar por la Patria para todos y para que Colombia pueda encontrar la paz, y cargo con el deber de luchar por la tolerancia
para quienes son distintos y con el deber de respetar y nunca intervenir contra
la voluntad de las partes.
El combate a la economía
sucia, al narcotráfico, a la estafa y el fraude, a la corrupción, plagas
contemporáneas prohijadas por el antivalor, ese que sostiene que somos más
felices si nos enriquecemos como sea.
Hemos sacrificado los viejos
dioses inmateriales, y ocupamos el templo con el Dios Mercado. Él nos
organiza la economía, la Política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en
cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido sólo
para consumir y consumir y cuando no podemos más, cargamos con la
frustración, la pobreza y la
autoexclusión.
Lo cierto hoy, que para
gastar y enterrar detritos, la llamada huella de carbono por la ciencia, dice
que si la humanidad total aspira a vivir como un norteamericano medio, serían
necesarios tres Planetas. Es decir: nuestra civilización montó un desafío
mentiroso y así como vamos, no es posible para todos colmar este "sentido
de la vida" que en los hechos masifica como cultura nuestra época dirigida
por la acumulación y el Mercado.
Prometemos una vida de
derroche y despilfarro, que constituye una cuenta regresiva contra la
naturaleza, y contra la humanidad como futuro. Civilización contra la
sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos naturales, pero lo
peor, civilización contra la libertad que supone tiempo para vivir las relaciones
humanas: amor, amistad, aventura, solidaridad, familia.
Civilización contra el
tiempo libre que no paga y puede gozar escudriñando la naturaleza. Arrasamos
las selvas verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento. Enfrentamos al
sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, a la soledad con electrónica....
¿Es que somos felices alejados de lo eterno humano? Aturdidos, huimos de
nuestra Biología que defiende la vida por la vida misma, como causa superior y
la suplantamos por el consumismo funcional a la acumulación. La política,
eterna madre del acontecer humano, quedó engrillada a la economía y al Mercado.
De salto en salto, la
política no puede más que perpetuarse y, como tal, delegó el poder y se
entretiene aturdida luchando por el Gobierno. Desbocada marcha la Historieta
Humana, comprando y vendiendo todo e innovando para poder negociar de algún
modo lo innegociable. Hay marketing
para los cementerios y el servicio fúnebre, para las maternidades, para padres,
madres, abuelos y tíos, pasando por las secretarias, los autos y las
vacaciones. Todo, todo es negocio. Todavía, las campañas de marketing caen
deliberadamente sobre los niños y su sicología para influir sobre los mayores y
tener un territorio asegurado hacia el futuro. Sobran pruebas de estas
tecnologías abominables que inducen a veces a frustraciones.
El hombrecito de nuestro
tiempo deambula entre financieras y el tedio rutinario de las oficinas
atemperadas con aire acondicionado. Siempre sueña con las vacaciones y la
libertad. Siempre sueña con concluir las cuentas, hasta que un día, el corazón
se para y adiós...
Habrá otro soldado cubriendo
las fauces del Mercado asegurando la acumulación. Es que la crisis es la
impotencia de la política, incapaz de entender que la humanidad no se escapa ni
se escapará del Sentimiento de Nación, porque casi está en nuestro Código, pero
hoy es tiempo dé batallar para preparar un Mundo sin fronteras.
La economía globalizada no
tiene otra conducción que el interés privado de muy pocos y cada Estado
Nacional mira su estabilidad continuista y hoy, la gran tarea para nuestros
pueblos es el Todo. Como si esto fuera
poco, EL Capitalismo Productivo
está preso en la caja de los bancos y estos, son la cúspide del poder Mundial. .
Más claro: el Mundo requiere
a gritos reglas globales que respeten los logros de las Ciencias que abundan
pero no gobiernan para el bien.
Se precisa hoy definir las
horas de trabajo, la posible convergencia de las monedas, cómo se financia la
lucha global por agua y contra la desertificación, cómo y qué se recicla y cómo
se presiona contra el calentamiento del Mundo. Cuáles son los límites a cada
quehacer etc. etc ..
Sería imperioso lograr
grandes consensos para desatar solidaridad hacia los más oprimidos, castigar
impositivamente el despilfarro y la especulación. Movilizar las grandes
economías, no para crear descartables, sino bienes útiles sin frivolidades ni
obsolescencias calculadas, para ayudar al Mundo Pobre. Bienes útiles contra la
Pobreza Mundial. Mucho más redituable que hacer guerras es volcar un
Neokeinesianismo útil de escala planetaria, para abolir las vergüenzas más
flagrantes del Mundo.
Nuestro Mundo precisa menos
organismos mundiales de toda laya, que organizan Foros y Conferencias que sólo
sirven a las cadenas hoteleras y a las compañías aéreas y que, en el mejor de
los casos, nadie recoge ni obra por sus decisiones. Si, necesitamos mascar
mucho lo viejo y eterno y convocar desde y con la política al Mundo de la
Ciencia que se empeña por la humanidad y no por hacerse ricos.
Con ellos, crear acuerdos
para el Mundo entero. Ni los Estados Nacionales Grandes, ni las trasnacionales
y menos el Sistema Financiero, deberían gobernar el Mundo Humano. Sí, la Alta
Política entrelazada con la sabiduría científica. Esa Ciencia que no apetece el
lucro, sino el porvenir. La inteligencia y no el interés, al Timón de la Nave.
Cosas de este estilo nos
parecen imprescindibles, pero requerirían que lo determinante fuera la vida y
no la acumulación. No somos tan ilusos, estas cosas no pasarán, ni otras
parecidas. Nos quedan por delante muchos sacrificios inútiles. Hoy el Mundo es
incapaz de crear regulación planetaria a la globalización y ello por el
debilitamiento de la Alta Política (la que se ocupa de Todo).
Por un tiempo asistiremos al
refugio de Acuerdos más o menos regionales con un mentiroso “Libre Comercio”
pero que construirán parapetos proteccionistas. A su vez crecerán ramas
industriales y de servicios dedicadas a salvar el Medio Ambiente. Así, nos
consolaremos. Continuará impertérrita la acumulación para regodeo del Sistema
Financiero. Continuarán las guerras y por tanto los fanatismos, hasta que la
naturaleza haga inviable esta civilización. Tal vez nuestra visión es demasiado
cruda y vemos al hombre como una criatura única, capaz de ir contra su propia
especie.
Vuelvo a repetir, la crisis
ecológica del Planeta es consecuencia del triunfo avasallante de la ambición
humana, también lo es su derrota, por impotencia política de encuadrarse en
otra época que sin conciencia hemos construido.
Lo cierto es que la
población se cuadriplicó y el PIS creció por lo menos veinte veces en el último
siglo. Desde 1990, el comercio mundial creció un 12 % anual, duplicándose cada
6 años. Podríamos seguir anotando datos de la globalización pero concluyamos:
entramos en otra época aceleradamente, pero con políticos, atavíos culturales,
partidos y jóvenes todos viejos, ante la pavorosa acumulación de cambios. No
podemos manejar la globalización porque nuestro pensamiento no es global, no
sabemos si es por una limitante cultural o llegamos a límites biológicos.
Nuestra época es
portentosamente revolucionaria, como no conoció otra la humanidad, pero sin
conducción consciente o simplemente instintiva. Menos aún con conducción
Política Organizada, porque sin siquiera hemos tenido filosofía precursora de
importancia.
La codicia que tanto empujó
al progreso material, técnico y científico, paradojalmente nos precipita a un
abismo brumoso. Una época sin historia y nos quedamos sin ojos ni inteligencia
colectiva para seguir colonizando y perpetuar transformándonos. Parece que las
cosas toman autonomía y someten a los hombres. Por un lado u otro, sobran atisbos
para vislumbrar el rumbo, pero es imposible colectivizar grandes decisiones por “El Todo”.
La codicia individual
triunfa sobre la, codicia-superior de la especie. Aclaremos: ¿Qué es el “Todo”
para nosotros? La vida global del Sistema Tierra incluyendo la vida humana con
todos los equilibrios frágiles que hacen posible perpetuarnos.
Por otro lado, Las
Repúblicas nacidas para afirmar que los hombres somos iguales, que nadie es más
que nadie, que sus gobiernos deberían representar el bien común, la justicia y
la equidad. Muchas veces se deforman y caen en el olvido de la gente corriente.
No fueron, Las Repúblicas, construidas para vegetar encima de la Grey, sino por
el contrario, son parte funcional de la misma y se deben, por lo tanto, a las
mayorías.
Por reminiscencias feudales
o por clasismo dominador, o por la cultura consumista, las Repúblicas en sus
direcciones adoptan un diario vivir "espléndido" y excluyente en los
hechos del pueblo común que vive y sueña y que debería ser objeto central a
servir. Los Gobiernos deberían ser como los comunes republicanos de sus
pueblos.
Solemos cultivar arcaísmos
feudales, cortesanismos consentidos, diferenciaciones jerárquicas, que sacaban
lo mejor de Las Repúblicas. El juego de estos y otros factores nos retienen en
la prehistoria, y hoy, es imposible renunciar a la guerra, cuando la política
fracasa. Así estrangula la economía y derrochamos recursos. Cada minuto se
gastan dos millones de dólares de presupuestos militares en el Mundo, la
investigación médica en el planeta apenas cubre una quinta parte de la
investigación y desarrollo militar. Este proceso asegura el odio y los
fanatismos, fuentes de nuevas guerras y esto también gasta fortunas.
Es fácil autocriticarnos
nacional mente y es inocente plantear, ahorrar de esos presupuestos; como otras
cosas requiere acuerdos y prevenciones mundiales y políticas planetarias de paz
o garantías imposibles hoy.
Allí habría enormes recursos
a recortar, pero.... la humanidad ¿a qué manos iría? Las instituciones
mundiales de hoy en particular vegetan a la sombra de las disidencias de las
grandes naciones, y como éstas quieren para sí retener poder, bloquean en los
hechos a la ONU, la desarraigan de la democracia planetaria y le cercenan a la
historia el germen de un acuerdo mundial para la paz. Difícil inventar una
Fuerza peor que el nacionalismo chovinista de las grandes potencias. La Fuerza
que es liberadora para los débiles se tornó opresora en los brazos de los
fuertes. En los dos últimos siglos abundan los ejemplos.
La ONU languidece y se
burocratiza por falta de poder y de autonomía, de reconocimiento, sobre todo de
democracia hacia el Mundo débil que es la mayoría. A título de ejemplo, los
uruguayos participamos con 13 a 15 % de nuestras FFAA en las misiones de Paz.
Llevamos años y años, siempre estamos en los lugares que nos asignan, sin
embargo donde se decide y reparten los recursos no existimos ni para servir el
café. En lo más profundo de nuestro corazón existe un anhelo de ayudar a que el
hombre salga de la prehistoria y archive la guerra como recurso, cuando la
política fracasa, conocemos en nuestras soledades lo que es la guerra.
Sin embargo, estos sueños
implican luchar por una agenda de acuerdos mundiales que empiecen a gobernar
nuestra historia, y superar las amenazas a la vida. La especie debería tener un
gobierno para la humanidad que supere el individualismo y bregue por recrear
cabezas políticas que acudan a la ciencia y no sólo a los intereses inmediatos.
Esto no es fácil ni rápido en el caso de ser posible.
Paralelamente, entender que
los indigentes del mundo lo son de la humanidad y ésta debe promoverlos para
que se desarrollen por sí mismos. Los recursos necesarios existen en el depredador
despilfarro de nuestra civilización. Pero...
hace casi 20 años discutimos la humilde Tasa Tobin y esto ilumina nuestras
impotencias.
Sin embargo, con talento y
trabajo colectivo, el hombre puede hacer verdear a los desiertos, llevar la
agricultura al mar, desarrollar nuestra agricultura con agua salada, etc, etc.
Es posible arrancar la
indigencia del mundo y marchar a la estabilidad, es posible que el futuro lleve
la vida a la galaxia y el hombre, animal conquistador, continúe con su
inclinación antropológica, pero.... Necesitará gobernarse como especie o
sucumbir.