M e he sentado y he redactado con toda corrección y respeto la
justificación, hablándole de usted cuando me he dirigido a él y, lógicamente he iniciado el escrito
con un “Estimado Sr. Profesor”, tal como me enseñó mi padre y el mismo MAESTRO
que yo tuve nos enseñó, pues antes nos enseñaban hasta cómo comenzar a escribir
una carta.
Mientras estaba
escribiendo, mi hijo estaba leyendo por encima de mi hombro y notaba que se
reía de algunas expresiones que ya escribía y medio molesto iba diciendo
-“¡¡Ya está
bien papáaaa!! ¡¡joh, tio!! Se trata de un simple justificante para el “profe”
y tú parece que le estuvieras escribiendo al presidente del gobierno. ¡Qué exagerado!
Me he quedado
mirándolo con mucha paz y he querido
aprovechar la oportunidad de su evidente falta de valoración de sus maestros
para dejarle claro algo que yo siento profundamente y que creo que deberíamos
tener todos los padres muy claro:
-Verás hijo mío:
quiero que sepas una cosa que es muy importante y para mi es de lo más grande
que existe: un MAESTRO, es una de las personas más grandes de este mundo; yo
diría que es la persona que más
deberíamos respetar y cuidar; fíjate que
para mí, lo más grande que tengo en la vida son mis hijos; tú eres lo que yo
más quiero y, por nada del mundo te dejaría en manos de cualquiera para que te
oriente en la vida, te enseñe a ser un hombre de bien, te ayude al conocimiento
de la ciencia y de la vida… para mí, el MAESTRO es mi hombre de confianza, con
él pasas la mayor parte de tu tiempo y
de él va a depender en gran parte tu futuro, que seas una persona interesante, respetable,
educada, bien formada útil para la sociedad….
El MAESTRO es
el formador de los presidentes de los gobiernos, el que prepara para cualquier
profesión, él pone las bases y enrumba a los hombres y mujeres por los caminos
de grandeza de la vida… del trabajo de un MAESTRO dependemos todas las personas
que nos encontramos a diario en todas partes, las que nos sirven en los
servicios públicos, las que nos atienden en los hospitales… en todas partes. El
MAESTRO es el que organiza la capacidad
en nuestra alma para pensar y ser gente de bien, el que ayuda y se solidariza
con las grandes causas de la humanidad.
Presidente
puede ser cualquiera, como estarás viendo. Basta que coja un buen enchufe en un
partido político y tenga la suficiente
cara dura para mentir y burlarse del pueblo. Pero un MAESTRO no funciona así; por eso,
MAESTRO solo pueden serlo unos pocos;
eso solo alcanzan a serlo unos cuantos hombres y mujeres que son capaces de
llevar una vida de amor, entrega y esfuerzo; que entienden que SERVIR es el
acto más grande y honroso de una persona; que entienden que la grandeza de una
persona no está en “Tener” muchas cosas o riquezas, sino en “SER” portador de grandes
valores humanos, sociales, éticos, morales, espirituales, y convertirse en
constructor y testigo de ellos en sus alumnos, a quienes considera parte de su
vida.
Por eso, para
un padre que ama a su hijos, como yo te amo a ti, lo más grande que existe en
el mundo es el MAESTRO, en cuyas manos dejo el bien más preciado que
tengo: MIS HIJOS.
Ni
equivocándome, se me ocurriría comparar un MAESGTRO con un presidente de
gobierno, ni de cualquier otra cosa; ni con cualquier otro personaje por muy
grande que sea. NI volviéndome loco te pondría en manos del presidente del
gobierno para que te eduque y menos aún en las de cualquier político.
Quería que
sepas esto y que entiendas por qué me dirijo, a ese que tú consideras un simple
“profe”, con el respeto que me merece,
para que tú hagas lo mismo.
Si este
justificante fuera para un presidente de gobierno, posiblemente ni se lo
hubiera escrito, porque a un presidente de gobierno, a cualquier presidente de
cualquier gobierno, le importa un bledo tu educación, tu vida, tu futuro, tu
persona, tu felicidad... Para él no eres más que un voto y, si no se lo das, te
desprecia.
Mi hijo me ha escuchado
con un silencio que me ha impresionado, pues pienso que jamás él había pensado
que yo sentía esto hacia el MAESTRO a quien lo he confiado. Cuando he terminado
de hablar, me ha mirado sonriendo y me
ha contestado: “tienes razón, papá”
de
hablar, me ha mirado sonriendo y me ha
contestado: “tienes razón, papá”