martes, 18 de diciembre de 2012

PAZ A LOS DE BUENA VOLUNTAD...




NAVIDAD ES:
Arrimar el hombro para CONSTRUIR la justicia, la verdad y la fraternidad; 

también para DERRIBAR la mentira, la corrupción…

o para PLANTAR el respeto a la persona, la libertad y la paz.

 

 ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!  

Nació Jesús y con Él nació el AMOR, la PAZ, la JUSTICIA, la VERDAD para este mundo; pero ante el acontecimiento, el mundo se dividió y las tinieblas no quisieron admitir la luz y siguen cerrando todas las puertas y las rendijas para que no pueda entrar y descubrir su podredumbre.

Pero a los que abrieron sus vidas, les inundó una gran alegría y su eco  sigue resonando hasta nuestros días, por eso, hoy siguen oyendo las palabras del anuncio de salvación y de esperanza…
Alegraos, hoy os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor…” y se hacen eco de ellas:

-Los padres que no os habéis dejado convencer por el sistema que os llama atrasados, retrógrados, reaccionarios…  porque no dejáis que vuestros hijos se lancen al despeñadero.

-Los jóvenes y los niños que entendéis que nadie más que vuestros padres os ama hasta el extremo de dar la vida por vosotros y que lo que os dicen es por vuestro bien.

-Los abuelos y familiares que en un momento de robo, de injusticia, de atropello, de demolición como el que estamos viviendo habéis sido fuertes y valientes ofreciendo resistencia y abriendo vuestras puertas y vuestro corazón a la solidaridad que nació en aquella cueva y hoy vosotros estáis siendo el reflejo vivo

-Los pobres que, con vuestro pequeño aporte estáis haciendo posible que el amor y la solidaridad no sean un cuento, sino una realidad.

-Los maestros y orientadores que, ni los obstáculos que os ponen para vivir y para trabajar están haciendo que bajéis la guardia y seguís siendo  honestos en vuestro trabajo, abiertos al respeto y a la esperanza de los jóvenes y de los niños.

-Los médicos y personal sanitario que, gracias a vuestra calidad humana hacéis posible que el miedo de los pobres a caer enfermos se sienta mitigado, porque vuestra honradez y calidad humana están por encima, incluso de los medicamentos y las estructuras.

-Los empresarios pequeños y grandes que  por encima de vuestro negocio habéis entendido que está la dignidad de vuestros trabajadores y estáis aceptando perder antes que dejar en la cuneta de la vida a muchas familias.

-Los sacerdotes y religiosos que en medio del vendaval tenéis cogido seguro el timón y estáis dando la cara sin miedos ni complejos antes  las fuertes olas que amenazan hundirlo todo.

-Los catequistas que ante la dejación de autoridad, estáis siendo una palabra de aliento, de esperanza y de verdad.

-Todos los voluntarios de  Cáritas y de otras organizaciones que han puesto sus personas y sus bienes para dar la mano a quien el sistema barrió y lo arrojó a la cuneta de la vida.

-Los obreros que para mantener el puesto de trabajo y la misma empresa habéis renunciado  al sueldo al horario y estáis arrimando el hombro para que esto no se caiga… 

Todos vosotros sois hoy la imagen del nuevo “resto” del que nacerá la esperanza. Vuestra luz no la apagarán los portadores y servidores de las tinieblas. 

Pero también viven a vuestro lado los que odian la navidad, los que darían lo que fuera por que nunca hubiera existido, los que, si pudieran, la borrarían del calendario.
 

LA OTRA CARA DE LA NAVIDAD

Sería lindo poder felicitar
a todos los hombres y mujeres de mi tierra,
pero ni en aquel tiempo fue posible hacerlo,
ni hoy tampoco,
pues como entonces,
siempre ha habido gente que optó
por las tinieblas,
la destrucción, la angustia y la muerte.

Hoy está de moda representar el  ambiente que vivimos con un círculo y unas tijeras, y el silencio amordazado que ha impuesto  el sistema que vivimos, en donde no cabe lo que es políticamente incorrecto

 

 

 
Tristemente hay que cambiar los signos para esta navidad y  representarla con una bomba que dinamitó toda la estructura social, económica, política, moral, ética… imponiendo el caos

 

y un buldócer, que arremete contra los escombros,  considerando entre ellos  las personas y, entre el que tiró la bomba y el que hoy recoge los escombros, hay un coro de palmeros que siempre aplauden lo que uno u otro hacen, pues viven de eso,  e insultan al que piense lo contrario.

 
No,  no puedo felicitaros,
el mensaje de alegría  que anunciaban los ángeles,
a Herodes y a los seguidores de las tinieblas
les hizo daño y como reacción
llenaron las calles de angustia,
de terror y de muerte…
Hoy sigue repitiéndose la misma historia,
con los mismos  actores
y los mismos palmeros.
Nuestras calles se llenan de dolor
 y  nos muestran a diario
los gritos desesperados
de  las familias desahuciadas,
de los jóvenes huyendo  a otros países,
de las familias deshechas
y de los niños dislocados,
de hombres y hogares desnortados
hasta el punto del  crimen,
de gente desesperada hasta el suicidio…
La angustia de servidores públicos,
de ancianos que estuvieron ahorrando toda su vida
y  en quienes se ceba la avaricia de Herodes.

        Habéis montado toda la artillería de vuestro poder y, cuando teníais encerrado a todo el pueblo en la trampa que pusisteis,  le cerrasteis la puerta de salida y, ahí, sin más posibilidad de escapar, le vaciáis los bolsillos, les quitáis la casa, la comida, la ropa y la educación y lo echáis a la calle desnudo.
Y con vuestros servidores, que realizan el papel  de aquel grupo de  informadores de Herodes,  van oteando el horizonte para ver dónde hay un posible foco de evasión para el pueblo y así posibilitan  clavarle el rejón, mientras lo entretienen con la muerte y el escándalo, pues  le temen servir  a la verdad, porque su luz los dejaría al descubierto.  
 Herodes del s. XXI.
¡Lo siento!
Para vosotros nunca es navidad
pues el nacimiento de Cristo
no es una Buena Noticia sino un horror,
yo diría que es una tremenda noticia.
No os puedo felicitar,
no os puedo meter en mi lista
de portadores de la luz y de la esperanza,
sino entre los lacayos de las tinieblas,
los servidores de Herodes,
que cogisteis una bomba
y destruisteis un país
dejándolo lleno de escombros
y ahora continuáis la obra
retirándolos  con una excavadora.
¡¡Brindad!!
Seguid burlándoos del pueblo,
Haceos los sordos
a los gritos desesperados de los pobres
Seguid aplaudiendo, coro de palmeros...
Quiero recordaros que
aunque tengáis los oídos tapados
y la boca sellada con las propinas,
para no oír los lamentos ni los quejidos de los pobres,
sus gritos están haciendo mella en el corazón de Dios
y, tarde o temprano, lo pagaréis todo junto…
Y con creces.