Si no le veo no lo creo y, aun así, me cuesta creer lo que estoy
viendo: estoy sentado escribiendo la reflexión
que semanalmente hago en mi blog y ahí
en la calle, a un metro y medio de distancia de donde yo estoy sentado, existe
un banco en el que con frecuencia llega la gente y se sienta unos para
descansar, otros para charlar y otros,
como lo que se está dando en este momento: protagonizar una escena de esas que
te quedas completamente fuera de juego, pues no entiendo absolutamente nada:
Ha
llegado una chica joven llorando desconsolada y se la veía con un sufrimiento
profundo. Lloraba implorando a Dios: “Señor, ¿Por qué tengo yo que aguantar
este dolor y este atropello? ¡¡Ya no
puedo más!! ¡¡¡Yo me quiero morir!!!...
y llora amargamente casi a gritos.
La estoy observando y estaba decidido a salir por si puedo echarle una
mano, pues tenía la sensación de que es
algo grave lo que le ocurre.
He decidido esperar un poco a ver
si por sus expresiones intuía
algo de lo que le ocurría, cuando de pronto, ha llegado una chica amiga con
otros dos varones jóvenes. La chica se ha sentado a su lado y la ha
abrazado y al sentirse protegida, ha soltado la retahíla desahogándose: “Ya no puedo más, éste es un sinvergüenza que
me está matando, a cada momento me abofetea, cada día me da una paliza… mira
cómo me tiene - y le ha enseñado el pecho lleno de moretones y los brazos-
ahora me ha pegado y me exige que le dé dinero cagándose en mis muertos y
ofendiendo a mi madre… ¿Por qué tengo yo que sufrir todo esto, después de haber
abandonado a mi marido, de haber tenido que despedir a mi hija que se ha tenido
que ir de la casa porque no la dejaba tranquila y después de haberme hecho
abortar… me sigue tratando así, ¡Dios
mío! ¿Qué quiere este hombre…? “
El
tipo responde desde el capot del coche en el que está sentado:
- “Es que soy un hombre y mi mujer tiene que hacer lo que yo mando”
–Responde ella- “Pero si te
tengo preparada la comida y la ropa y me tienes siempre dispuesta… ¿Qué más
quieres? ¿Acaso tu mama te tiene así? Anda, vete con ella, ¡¡No quiero verte
más, desaparece de mi vista, te lo pido delante de Dios que está en esta iglesia, desaparece…!!
El
tipo se viene hacia ella, la coge, la abraza, la besa y ella se deshace entre
sus brazos. Los otros dos se ha retirado riendo y ellos dos los tengo ahí
delante que solo les falta desnudarse y
terminar la ceremonia ahí en lo alto del banco de la calle.
Al
final han terminado felices, llevándosela él subida sobre sus espaldas (acuestas)
y ella feliz y dando carcajadas.
Confieso
que no entiendo nada: si es verdad todo lo que estoy viendo y oyendo que ella ha
contado a su amiga y que ha gritado a voces, de modo que lo hemos podido escuchar todos los vecinos. ¿Cómo es
posible que esa situación haya terminado en fiesta? ¿Cómo es posible que una mujer se desvanezca
y tenga tan poca personalidad que se deje en manos de un auténtico sicópata por
el simple hecho de que la utilice sexualmente?
Aun viéndolo y oyéndolo, me cuesta tremendamente creerlo.