“VAMOS A QUITARNOS LA CARETA”
Llevamos ya tres años caminando por
un camino que nos trazamos y en el que quisimos que nuestros niños fueran
integrando sus vidas con la fe y en él se encontraran con Jesús.
No sé si hemos logrado alguna de las
dos cosas: 1ª: que los niños hayan visto que sus vidas tienen una orientación y
que hay una idea clara de a dónde vamos y que el camino que seguimos nos lleva
a algún sitio.
La 2ª idea o meta que pretendíamos
era que, en ese camino se encontraran con Jesús y sintieran que no están solos,
sino que tienen una familia que se llama iglesia en la que viven, comparten y celebran.
Durante estos años hemos cogido un
pilar básico sobre el que nos hemos movido: LA FAMILIA, porque entendemos que ella es la escuela donde se viven y
se aprenden los grandes valores del Reino de Dios: el amor, la justicia, la
verdad, la paz, la solidaridad, el respeto, la libertad…
Además, entendemos que es en la FAMILIA donde se aprende a vivir de
forma práctica el amor, la solidaridad, la vida en comunidad…
Partiendo de esta base que es
primaria, entendemos que es posible hablarle al niño y que puede entender lo
que le decimos cuando hablamos de la iglesia como familia de los hijos de Dios.
En ese camino, y teniendo siempre
como referente la FAMILIA, le hemos venido presentando al niño la persona de
Jesús, perteneciente a una familia natural y a otra más amplia, que era el
antiguo pueblo de Israel.
Ya el año pasado: curso 3º, intentamos enfrentarlo a la
persona de Jesús para que se acercara a Él y lo conociera como el amigo que le
brinda su amistad.
Este año pretendemos que responda el
niño a Jesús que le dice: “Ven y verás”: pretendemos que el niño viva y no solo
que “aprenda” conceptos sobre Jesús; queremos que se integre en la familia
cristiana, que viva y experimente, de modo que pueda decidir en su medida si se
queda con Jesús o es algo que no le interesa.
Pero para que todo esto se dé, es
necesaria la colaboración de sus padres y de la comunidad: tenemos que hacer
que el niño se sienta miembro vivo y activo de la gran familia cristiana.
Lógicamente, si los padres no están
en esta onda, sus intereses andan por otro lado, todo esto que estamos haciendo
lo consideran una pérdida de tiempo y un rollo que se han inventado los curas
para fastidiar y, por tanto, no piensan colaborar en nada, porque lo único que
les interesa es que el niño salga cuanto antes de este compromiso social…
Yo, en ese caso, les aconsejo que no
den un paso más adelante, no obliguen al niño a hacer algo que no ve, y que
ustedes tampoco aceptan; algo que no entiende, no quiere y, por eso, va a
terminar odiando la catequesis, al catequista, al cura y a todo lo que le suene
a iglesia y a Dios porque ha sido la especie de castigo que le han impuesto
para poder conseguir unos regalos...
En ese caso, inventemos otra cosa,
no metamos a Dios en medio de todo esto, ya ven que la “progresía” está
vaciando de contenido muchas fiestas cristianas y ha logrado también vaciar ésta
y las está llenando de su contenido; así vemos que, la Semana Santa en que los
cristianos celebramos la Pascua, ellos celebran la fiesta del nacimiento de la
primavera, y la Navidad también la llaman la fiesta del solsticio de invierno.
Pues bien, si alguien no cree en
esto que hacemos, no abuse de los niños y monte una celebración distinta, sin
signos cristianos y no cometa una falta
de respeto a los que creemos en estas cosas.
En coherencia con todo esto que
llevamos dicho, y apoyándome en lo que vengo viviendo de niños que vienen a
desgana y de padres que pasan olímpicamente del tema y no asoman por aquí y,
menos aun por las celebraciones de la parroquia; de niños que no les interesa
el tema y no ponen los pies en la iglesia para nada; de niños que faltan
constantemente a la catequesis y luego sus padres exigen que se les pase de
curso, de padres que protestan porque se le obliga su hijo a que aprenda el padrenuestro, de
padres que utilizan a sus hijos para vengarse del cónyuge… al ver esto, a uno
le entran ganas de todo.
Al fin y al cabo, la catequesis no es más que una ayuda que la iglesia
le ofrece con todo el cariño a esos padres para que puedan cumplir con la
promesa solemne que hicieron cuando se casaron de educar cristianamente a sus
hijos, es un regalo que se les hace y que desprecian y minusvaloran hasta el
punto de ponerlo muy por detrás de cualquier actividad extraescolar.
Ante esta situación, creo que en pura lógica habría que plantearse:
¿Es justo obligar a un niño a que realicen algo que le fastidia para obtener
unos regalos? ¿Es justo despreciar todo el cariño, la ilusión el esfuerzo, la
dedicación, el tiempo… y hasta el dinero que en muchos casos le cuesta al
catequista para entregarlo a unos niños que no van a valorar nada, ya que sus
padres creen que esto es algo sin valor alguno?
Podríamos seguir haciéndonos
preguntas que, si intentas darles una respuesta desde el punto de vista humano,
es mejor dejar a un lado las conclusiones.
Como he dicho antes, para estos que
no les interesa el tema, que consideran que es algo sin valor y que no piensan
tomárselo en serio, creo que va siendo hora de que digamos ¡basta ya!
al rollo que tenemos montado y seamos valientes pensando que los niños
tienen un derecho sagrado a que no se les engañe, a que se les den unas
pautas de vida serias y seguras de tal
manera que sepan que esto que están haciendo es algo muy serio y sagrado, con
lo que no se puede jugar (por falta de esta consideración se dan cosas
tremendamente desagradables, tristes y lamentables)
Por todo esto yo propongo que
aquellos que, de verdad, quieren caminar, nos propongamos un plan de vida, de
trabajo, de acompañamiento a los niños y hacer con ellos una celebración de la
vida.
Los que no creen en esto, ni les interesa lo que ofrecemos, ni están
dispuestos a seguirlo, ni van a continuar… yo les invitaría a que planteen otro
tipo de fiesta, de hecho estamos viendo cómo ya celebran hasta “bautizos
laicos”, pues bien, partiendo del derecho y la obligación que tenemos a ser
respetuosos con la conciencia de todo el mundo, dejemos a un lado la religión,
la fe, la iglesia… y celebremos otra cosa, que no tenga que ver nada con eso y
dejemos la puerta abierta para que si un día el niño, junto con sus padres, ven
las cosas de otra manera más clara y coherente y, se sientan en consonancia con
la iglesia y con la fe en Jesús, tomen
la decisión y se adhieran a ella.
Yo sé que lo que estoy planteando es
algo muy fuerte, disonante, políticamente incorrecto y contrario a todo lo que
hay montado y que algunos sentirán hasta ganas de acusarme al obispo, le
confieso que soy consciente de lo que
digo y no me retracto ni de una sola palabra escrita. No estoy haciendo otra
cosa que ponerle voz a lo que siento y pienso que, estoy seguro que también lo
piensa mucha gente y no se atreve a decirlo en voz alta, porque esto, -como he
dicho antes- hoy es políticamente incorrecto, pues además, iría en contra de
muchos intereses económicos de mucha gente.
Por tanto, para que no se quede en
una idea abstracta, propongo algunas ideas prácticas:
-Ya sé que la “progresía” actual es
muy “anti-americana”, pero me da risa ver cómo han ido asumiendo con tanta
facilidad y alegría todo lo americano: han hecho desaparecer la figura del
Portal de Belén, de los Reyes Magos y lo han sustituido por Santa Claus, el
árbol, el papá Noel… pero eso de Jesucristo es “carca” y “trasnochado”… ¡Mira
qué bien!!
-El progresismo actual también
sostiene como algo represivo todo lo referente a Jesucristo, como es su imagen
en la cruz que es el máximo signo de libertad, sus fiestas como son la Navidad
o la Pascua… Esto suena a atropellos culturales que la iglesia ha venido
haciendo y hay que volver a la cultura ancestral: estas fiestas se están
cambiando por el principio del solsticio de invierno o por el nacimiento de la
primavera y hay que celebrarlo con buenos botellones al estilo de las bacanales
antiguas del dios Baco.
-La fiesta de todos los santos que
en la iglesia tiene unas raíces profundas, hay que hacerla desaparecer y se ha
introducido la noche de las brujas de “Halloween” en donde ha desaparecido por
completo cualquier sentido religioso… ¡y
todos lo vemos tan bien!
Por qué no continuamos imitando a
los americanos y celebramos, como ya se
está haciendo, por ejemplo la salida del “Kínder Garden”, del bachiller, de la
universidad… y lo hacemos también poniendo la salida de la “infancia” a los 10
años y entrada en la “adolescencia” o la salida de la “adolescencia” a los 15
años y entrada en la ”juventud” como también se hace en América?
Pensándolo despacio y con seriedad,
también pueden ser momentos muy interesantes en la vida de la persona y, si
unos padres tienen sentido religioso, podrían unirse a su hijo, ir juntos a la
iglesia y darle gracias a Dios de que su hijo haya superado estas etapas de su
vida y pedirle que le siga dando fuerzas y le acompañe, para que pueda ir superando lo que le espera en su
crecimiento.
Lo que es un error, un atropello y una falta de respeto, es el que
obliguemos a un niño a que celebre solemnemente su retirada de la iglesia, de
Dios y de todo signo religioso, como de hecho está ocurriendo, en una gran
mayoría de niños: el primer acto solemne que realizan delante de la comunidad
es para hacer una farsa lamentable y no volver por la iglesia.
Lógicamente, vuelvo a repetir: todo
esto que estoy diciendo es para aquellos que el tema no les va, no les
interesa, no lo creen, no lo valoran y sostienen que es una pérdida de tiempo y
una estupidez todo esto…
Ante esto que, aunque no se diga, se está haciendo, no me queda más remedio que preguntar que por
qué, entonces, no son lo suficientemente valientes, honrados y decentes y
respetan a sus hijos, y a todos aquellos que
creen en Jesucristo, que se sienten miembros de la iglesia y celebran su
vida con aquellos que tienen la misma fe, pues éstos, verán que jamás les contradicen ni se burlan de sus
ideas ni de sus no creencias, sino que, por el contrario, les respetan: pero
aquí, parece que hablar claro es de intolerantes, si es que no se hace en una
única dirección: atacar a la iglesia.
Después de todo lo que hemos expuesto, yo quiero plantear este año
lo siguiente: para todos aquellos que
vienen acompañando a sus hijos y sienten que este acontecimiento es algo
importante para él/a y para toda la familia, propongo que cada familia escoja
el momento que es importante tanto para el niño como para la familia: cumple
años del niño, el día de su santo, cumple años de la madre o del padre,
aniversario de bodas… y si me permiten dar una pista: sería precioso que el
niño celebrara el día de su bautismo con su primera comunión.
De esta forma, va a ser un acontecimiento de toda la familia, en el
que el niño se va a sentir protagonista y acompañado por su familia, por todos
sus compañeros de catequesis, pues ese domingo van a estar todos presentes, va
a sentirse acompañado por toda la comunidad, pues se va a celebrar el día
domingo en la Eucaristía de la comunidad y no fuera.
Después que el niño ha hecho su primera comunión, continúa su
catequesis con los compañeros y acompañando a los demás en su celebración.
Me imagino que va a haber gente que considere esto una locura; no
pienso discutir con nadie, simplemente invito a celebrar con verdadero sentido
el acontecimiento por excelencia de la niñez, como es el
incorporarse a la mesa Eucarística de la comunidad.
Para los que no quieran hacerlo así, tendrán los tres sábados primeros
de mayo a las 12 de la mañana y el último
domingo a la 1 de la tarde.