martes, 2 de octubre de 2018

UN NUEVO TACO DE ALMANAQUE


Buenas noches, mi confidente: ¡Cuánto tiempo hace ya que no me asomo a tus páginas, el ritmo acelerado que llevamos me hace dejarte relegado y creo que no es nada bueno. Voy a compartir varias reflexiones que he hecho en estos días justamente sobre la actitud que vamos teniendo con respecto al empleo que hacemos del tiempo:

 

16 de mayo de 2018

 

         Hoy he arrancado la última hoja del taco de mi almanaque Nº 70; por más que intento no aparentar que ya deshojé tantos, tengo que aceptar que son muchos años, aunque no me guste que los niños me vean y me señalen como un viejo… pero no valen los disimulos, hace ya tiempo que pasé al club del INSERSO y ahora estoy metido en el de los ancianos; los años están ahí, vividos a tope, eso sí, gastados en lo que yo he creído que valía la pena y ahora que lo pienso despacio, si volviera a tener 20 años me los gastaría en lo mismo.

         He llorado y he reído mucho, esas arrugas que surcan mi rostro y que se forman en mi piel no son gratuitas: cada cana y cada arruga me las he ganado a pulso, son testigos de muchos días de lucha por conseguir los objetivos que me he ido planteando y estoy feliz de haberlo hecho.

         Los cambios que está sufriendo mi cuerpo, los dolores de mis huesos y las limitaciones que ahora me asaltan, ya las presentí en su tiempo y muchas veces me dije: “¡Te estás sobrepasando!”, algún día tendrás que pagar los excesos, por eso ahora no me gusta quejarme, prefiero responder con una sonrisa, pues entiendo que no vale la pena, pues va a ser lo mismo y estoy recogiendo lo que ahora me toca, pues lo que no vale la pena es vivir guardándose y amargado para llegar al mismo sitio.

         He pasado por todo y no me arrepiento haberlo conocido todo, desde el hambre hasta la gloria, sin haberme quedado estancado en nada. Me fastidia en este momento que no pueda controlar mi cuerpo que empieza a jugarme malas pasadas.

         De todas formas, estos cambios que estoy experimentando en mi cuerpo, veo que se están dando en otro sentido en mi alma, ha sido una experiencia de vida que no hubiera aprendido ni vivido jamás, si no hubiera pasado por ahí: no hubiera sabido lo que es el vértigo de vivir la auténtica libertad si es que no me hubiera arriesgado hasta el extremo: eso de no tener nada y dejarme en manos de la vida, dejarme amar, y no tener otra cosa que dar más que amor... ésa es una experiencia única.

         Con el paso de los años vas constatando que los verdaderos amigos son para siempre y ni el tiempo ni la distancia los hace desaparecer de tu vida… y ves con ternura que tú quedaste también en la suya; los demás, fueron gente que pasó por tu vida, unos dejaron una impronta, otros dejaron otra y otros muchos fueron como una especie de nube de verano que pasó, pero todos fueron dejando una especie de olor a primavera que hace que sientas que la vida mereció la pena vivirla.

         A medida que va pasando el tiempo creo en menos cosas, en menos gente, en menos argumentos… y lo poco con lo que me voy quedando, lo creo cada vez con más fuerza; esto me está dando más entereza, más paz y me da pena de los fanáticos, pues veo cómo pierden la alegría de la vida aferrándose a ideas y no a la vida, no se dan cuenta que la ideología mata, encierra y excluye la alegría y la luz.

         Creo firmemente en Dios que es Amor, es Justicia, es Verdad , es Libertad y Paz; creo en Jesucristo que me enseñó todo esto, y me lo demostró con su vida, y creo en el Espíritu Santo que me ayuda cada día a intentar vivir todo eso en lo que creo. Amo a la iglesia que la siento mi familia, aunque haya muchas cosas con las que no comulgo, ¡como ocurre en todas las familias!    ¡¡Qué carajo!!.

         He ido viendo cómo se me han caído muchas ilusiones, muchos sueños, muchas imaginaciones que no tenían sentido y que solo se apoyaban en mi fantasía, creyéndome lo más grande e interesante del mundo, al final estoy convenciéndome que me diferencio muy poco del más inútil de mi barrio, no somos más que un montón de huesos, músculos y una maquinaria que se va desgastando y cada día se le va rompiendo una pieza, somos seres humanos, ¡nada más que eso! aunque nos vistamos con ropas de marca o nos maquillemos para quitarnos las arrugas, las canas o los pliegues de grasa que se nos pegan al abdomen.

         El paso de los años, las dificultades, la pelea por la vida… me han venido curtiendo y cada día me siento más desprendido de las cosas, cada vez me importa menos el qué dirán, el puesto que pueda ocupar o dejar de ocupar, me río de los títulos, de los reconocimientos, de los honores, no me gusta otro título que el “buena persona”… veo todo eso como la cosa más tonta, inútil y banal que existe; lo importante es haber querido a mucha gente y sentirte querido por ella, ¡pero haberlo hecho de verdad!, es lo único que me hace feliz, por tanto, me atrevo a decir, y no me equivoco, que aunque físicamente me vaya deteriorando, anímicamente me siento más joven, libre y feliz. Además, me siento un hombre afortunado por toda la gente que quiero y que me quiere. Mi única riqueza son mis amigos

         Hay algo que siempre he valorado y ahora lo siento con más fuerza: lo más grande que le puede ocurrir a una persona es que haya alguien que crea incondicionalmente en ti, que te abra su corazón y te coloque ahí dentro, de tal manera que te considere importante para su vida; eso es lo más grande que le puede ocurrir a un ser humano, pues eso te da la seguridad de que valió la pena haber nacido y que tu vida no fue inútil.

         También he comprendido que no debo hacer otra cosa más que agradecer por haber tenido el privilegio de que mis amigos me eligieran como un acompañante del alma en su ruta por la vida. Eso es un regalo maravilloso

         Por último, he conocido a Dios y le doy las gracias de rodillas por todas sus bendiciones que me ha obsequiado.

         Con todo esto, vivo mi realidad día a día; voy a continuar deshojando mi taco 71, intentando vivir lo que cada amanecer me regale; entiendo que es tiempo de asumir las experiencias, llenar de luz cada día y no perder el tiempo que me queda, entretenido con lo que pase con mi cuerpo físico, creo que ahora es más importante poner toda la atención en todo aquello que hace más libre mi alma.