viernes, 17 de abril de 2020

¡CIEGOS!



16-04-2020
            El otro día veía en Facebook a alguien que se hacía la pregunta: ¿Dónde está la iglesia en este momento de epidemia, cuando más se la necesita? Y a continuación venía todo un coro de palmeros que daban cada uno su respuesta a cual más disparatada.
            ¡Ciegos! No hay cosa más triste que un ciego de cuerpo y de alma, ¡porque hay que estarlo!
            Sentí ganas de entrar al trapo y responderle: ¿Y dónde se te puede encontrar a ti? Pero es una pérdida lamentable de tiempo emplearlo en quien, además de estar ciego, no quiere ver y con la consiguiente característica de ser un ignorante, circunstancia que ya completa la desgracia.
            Vamos a ver: esa persona que tienes a tu lado, día y noche, que ha renunciado a su vida, a su libertad; que te ha puesto en el centro de su corazón y vela cada minuto de tu vida para que no te falte nada…
            Ese médico, esa enfermera que te atiende con tanto cariño; esa persona de limpieza que lo tiene todo a punto; esa persona auxiliar que es tus pies y tus manos…
            Toda esta gente que está exponiendo su vida, en las condiciones que estamos viendo y que, en sus momentos de angustia se agarra a Dios y pone a sus enfermos en sus manos, pues su vida la ha entregado por ellos…
            Esos agricultores, que cada mañana, al ser de día, están en el campo, intentando que el pueblo pueda recibir lo mejor, para poder sostenerse; haciéndolo en las condiciones que se están haciendo hoy las cosas, y viendo cómo están siendo arrinconados…
            Ese ejército y esas fuerzas de orden público que se están jugando a diario la vida contra el virus y, con el peor de los virus que existen, como es el de la irresponsabilidad de la gente, el del odio, el del desprecio, el de la ingratitud y la indiferencia…
            Y los estamos viendo que están muriendo en unas condiciones pésimas…
            Todos esos transportistas que no cesan de andar toda la geografía española, para que esté todo abastecido y duplican sus horarios…
            Todo el personal de supermercados, de tiendas de alimentación, de farmacias, de ambulancias, de funerarias… en contacto diario y directo con el peligro…
            Esos maestros que piensan en los niños y jóvenes como si fueran sus hijos y están buscando sin descanso todo lo que les pueda ayudar a que no pierdan el curso y han montado todo un sistema nuevo de acompañamiento a los niños y jóvenes…
            La inmensa mayoría de esta gente están bautizados, creen en Jesucristo, realizan su trabajo poniendo todo lo mejor que tienen, con el mejor Espíritu de servicio, que no es otra cosa, sino el mandato que Jesús dio para su iglesia: AMAR-SIRVIENDO.
            La inmensa mayoría de esta gente, cada mañana cuando se levanta, se pone en manos de Dios y se ofrece para ser presencia suya en medio del dolor y del caos. No habría dinero para pagarles la vida que están poniendo y, gracias a ellos, todavía podemos seguir viviendo y recibiendo altas en los hospitales.
            Estos son cristianos, estos son la iglesia, o ¿Qué estáis esperando, que venga un obispo con una varita mágica, haga un exorcismo y al momento quede todo resuelto por arte de magia? ¡Pobre ignorante!
            Alguien me dirá que la gente que he nombrado no es iglesia.
            ¡Eso es atrevido decirlo! Quien lo afirme, que vaya y les pregunte a todos ellos y que cada uno diga si se siente iglesia o no.
            Yo puedo asegurar que una gran mayoría realiza su misión, no solo por el dinero, sino en la onda que pide Jesús a los suyos
            ¿Qué iglesia está esperando ver? ¿A los curas haciendo mascarillas como las monjas? También ellas son iglesia y las tienes haciendo mascarillas.
            También los voluntarios de Caritas son iglesia y ahí están donde se les necesita: donde se ven y donde no se ven.
            ¿Qué dónde están los curas? Es cuestión de que te acerques a la parroquia y te enteres de lo que hacen, sin tener que dar discursos por la tele, proclamando lo que hacen, como tampoco verás que lo haga ninguno de los que he nombrado anteriormente…
            No me quiero referir ahora a la labor que en estos momentos está haciendo la IGLESIA en el mundo entero, en donde se está viviendo la desgracia.
            Además, considero que es una pérdida de tiempo explicarle a un ciego compulsivo la belleza de los colores de la primavera.
            Y no quiero cerrar la reflexión sin lanzar una pregunta: ¿A dónde se os puede encontrar dando el callo, a todos los que tanto odio os produce la iglesia?