sábado, 25 de abril de 2020

¡YA NADA SERÁ IGUAL…!


                                              20 - 04 - 2020
         Hace ya mucho tiempo que todos veíamos que habíamos entrado en una espiral de locura; ya sufrimos un golpe en la crisis del 2008 en donde habíamos llegado al éxtasis y veíamos que la gente se entusiasmaba con el dinero fácil y los jóvenes preferían andar con un deportivo de 10 millones antes que estudiar una carrera, y se despreciaba a quien ganaba 1000 euros, y la gente se endeudaba para comprar varias casas… hasta que todo se precipitó y se vino abajo como un castillo de naipes y de golpe se perdió todo…
         Volvimos a recuperarnos y no aprendimos, no cambiamos de actitud, diríamos más bien que fue empeorando, pues vemos como se vienen despreciando por sistema todos los valores y se impone el egoísmo, el individualismo, el relativismo, el todo vale, la irresponsabilidad, el pasotismo y la falta de respeto, la corrupción en todas las esferas de la sociedad… Estas actitudes se fomentan como algo progresista y se van imponiendo como norma de existencia.
         Efectivamente, todos veníamos diciendo que “esto” no nos llevaba a ningún buen puerto y, en el fondo, todos deseábamos un cambio, una nueva orientación en el camino.
         Pero al mismo tiempo hay otro sector que busca otro cambio y utiliza ese eco del deseo de la sociedad para reorientar en la dirección que ellos buscan. Esto han venido haciéndolo de una manera magistral los que son especialistas en dirigir la masa que vienen desde muy atrás manipulando el deseo de cambio y llevándolo por los derroteros que ellos quieren.
         Estos días se viene repitiendo como un mantra que nos está golpeando en la mente y en la conciencia: “Ya nada será igual”. A los gestores de esta obra de ingeniería social, la pandemia del “Covid-19” les ha resultado como el premio gordo de la lotería, pues les han venido servidos en bandeja los acontecimientos para concluir su programación: hasta ahora han venido preparando el terreno y ahora comienzan el asalto; no tienen más tiempo y lo único que les favorece es que se alargue la tragedia, la crisis. Cuanto peor se ponga, mejor para ellos, sus golpes serán certeros, pues la gente vive metida en otra historia, además está cansada de todo lo que viene arrastrando y desea un orden nuevo; cuando salga del túnel, se encontrará no con lo que soñaba sino con algo distinto pero peor, algo que ya no tiene vuelta atrás.
         Como he dicho antes, los pasos les han venido servidos en bandeja, pues de haber estado todo tranquilo les hubiera costado fuertes problemas; ahora han encontrado al pueblo asustado y se ha entregado en sus brazos.
         Hicieron la gran manifestación del feminismo, pues no querían dejar por nada ese acontecimiento en el que recogerían el voto de la mujer. Sabiendo el grave peligro que suponía, pero para ellos era más importante su rentabilidad política que la salud del país.
         A continuación, horas después, determinan el encierro de la población y, asustados, nos encarcelaron como ovejas sumisas que se fían de la bondad de su pastor; inmediatamente se dedicaron a inyectarnos un miedo horroroso a un virus que automáticamente nos convertía a todos en potenciales enemigos del que hasta unas horas antes había vivido a mi lado.
         Y junto a la propagación del virus ha ido creciendo el miedo y la desconfianza en el que vive a mi lado, hasta el punto que de la noche a la mañana no puedo tocar a quien ayer estaba abrazando imponiendo normas absurdas como el no poder ir juntos marido y mujer que han dormido en la misma cama y ahora no pueden ir en el mismo coche…
         A medida que van pasando los días se van sucediendo disparates que nadie entiende y que no sabemos a dónde nos conducen; nos han encerrado y no saben qué hacer ahora con la gente.
         No hay que ser muy inteligentes para ver que esto es una trampa: veo cómo nos han encarcelado a base de miedo y mientras tanto, nos siguen engañando y no dan respuesta al problema, sino que más bien van dándole largas e impidiendo que se tomen soluciones por aquellos que entienden; van destruyéndolo todo: nadie entiende por qué no dejan que las mascarillas, los respiradores, los test y todo el material que se necesita para detectar el virus y detenerlo prohíban que lo hagan empresas españolas perfectamente capacitadas para hacer un material de primera clase y se empecinan en que venga de China, precisamente de allí donde nos vienen engañando “como a chinos”
         Por otro lado es incomprensible e inexplicable la cantidad de millones que llevan gastados  en material y no llega todavía a los hospitales; y vienen sosteniéndose con las donaciones que vienen haciendo empresas y personas particulares como el hospital que levanta IFEMA con el ejército y cientos de voluntarios, con los aviones y donaciones de Amancio Ortega y todo lo que vienen haciendo grupos de personas particulares… y ellos, lo único que se les ocurre es insultar a estos donantes diciendo que hay que expropiarles porque lo que quieren dejar claro es que todo tiene que estar en manos del estado. Y siguen con su cantinela invitándonos a salir a aplaudir porque entre todos vamos a construir un mundo nuevo y demostrándonos que ya nada va seguir igual.
         Han encontrado la excusa perfecta para hacer la reprogramación de nuestras mentes y nuestras actitudes, pero no para asumir lo que todos queríamos, sino lo que ellos vienen preparando hace mucho tiempo y que no se atreven a dar la cara tapándolo todo con un lenguaje camuflado con el que utilizando las mismas palabras van sosteniendo otro  objetivo.
         Hoy ciento que ha sido una maniobra perfecta lo que han logrado realizar aprovechando el problema gravísimo en el que estamos metidos que para ellos es la oportunidad única.
         Independientemente de la gravedad del virus, que no han sido capaces de controlarlo, pero si han hecho su jugada perfecta, que era lo que les interesaba: han hecho pedazos la fraternidad, la confianza revistiéndola de una falsa solidaridad y un clima de confianza con el eslogan “Venceremos todos juntos”, fomentando aplausos desde los balcones… pero mientras tanto, la desconfianza y la falta de respeto han crecido exponencialmente, pues no somos más humanos, como deseábamos y se insulta al que va por la calle, incluso se trata sin respeto a los médicos a quienes teóricamente se les aplaude, pero no se exige que les provean de lo que necesitan para trabajar y evitarles el peligro. De eso no se tratan los aplausos, han montado una especie de circo romano echando sanitarios a los leones y aplaudiendo su valentía sin proporcionarles una mínima defensa.
         Mañana seguirán los aplausos al gobierno por lo bien que han manejado todo (Ahora mismo acabo de leer que un cura está pidiendo el premio “Príncipe de Asturias para los sanitarios y para el equipo del gobierno que está gestionando la crisis)
         Incluso estamos viendo que los cadáveres los han reducido a un número y ya nos dicen con toda la cara dura: “Hoy la buena noticia es que tenemos 20 cadáveres menos”, siguiendo la consigna de Stalin:  “Un muerto es una tragedia, 100 muertos es una estadística”.
         Y nos han venido martilleando que ya nada va a ser igual, pero al mismo tiempo lo están rompiendo todo para que no pueda serlo; da la sensación de que están preparando los ánimos para que se acepte como algo normal y lógico el que todo tiene que cambiar, pero no en el sentido que debería y que todos deseábamos, como ya hemos indicado, sino en el sentido que ellos tienen programado y que vienen preparando, que es el romper todo lo que se ha conseguido durante tanto tiempo y establecer el régimen que ellos quieren: someter al pueblo y quitarle todas sus libertades y derechos y convertirlo en una masa que piensa y actúa según a ellos les interesa y programan.
         De hecho están llevando las cosas al extremo para demostrarnos que no nos queda más remedio que entrar por donde ellos dicen e insisten en convencernos que no vale la pena luchar… y ya los estamos viendo cómo nos prohíben disentir y se saltan a la torera las leyes allanando moradas (Acabo de ver cómo entra la policía y le impide a un sacerdote celebrar la Eucaristía que está retransmitiendo por internet para su parroquia) y ven cómo la gente se aguanta y se calla… Tienen la seguridad de que lo que hagan será bien asumido.
         Maniataron al rebaño y ahora solo falta cogerlo completamente por el estómago con una limosna y convencerlo que lo hacen por su bien, como el padre bueno que restringe la libertad de su hijo al que considera un adolescente inmaduro y le tiene que programar la vida y el pensamiento, indicando todo lo que tiene que hacer y dejándole bien claro lo que no puede ni pensar. Y todo esto lo revisten con el lenguaje de “Democracia”, “Libertad”, “Respeto”, “Progreso”…
         El otro cambio que estábamos necesitando y que pedíamos a voces era el recuperar la humanidad que hemos perdido, el respeto a la dignidad de la persona y a la naturaleza; desterrar la codicia que nos angustia y la avaricia que nos esclaviza, desterrar el materialismo que nos impide ver la grandeza de la vida y de la persona; el vivir en solidaridad, donde puedas mirar al otro, no como un contrincante, sino como un amigo, como un hermano…
         Incluso estamos viendo que habría posibilidad, por todos los avances que se han hecho, de organizar el mundo y vivir en solidaridad, haciendo de él un paraíso, donde nadie tenga que abandonar su tierra, su familia, donde podamos vivir con dignidad y todos nos respetemos, nos apoyemos unos a otros compartiendo lo que tenemos…Pero el ansia de dinero, de poder; el egoísmo y la maldad del corazón de unos pocos, impide que esto se realice, pues prefieren programar la muerte y la destrucción del planeta y lo desestabilizan todo antes que luchar por establecer el amor, la justicia y la fraternidad.
         Este segundo cambio, los aliados del MAL no pueden soportar ni siquiera el pensar que pudiera darse. Pero lo triste es que el pueblo llegue a creerse que no es posible, ni vale la pena luchar por hacerlo y se deja derrotar sin haber luchado.
         Alguien me puede calificar, y ya lo han hecho, de apocalíptico, derrotista… normalmente lo hacen aquellos que el miedo, o la simpatía con los destructores, lo encubren con el manto del “buenismo” y la confianza en la divina providencia, esperando que venga Dios y arregle las cosas.
         Yo pienso de otra forma:
                   -Creo que es posible un mundo nuevo en donde cada uno deje su egoísmo, ponga a los demás en su vida y entienda que cuando todos pensamos en los otros antes que en nosotros, salimos todos beneficiados.
                   -Hemos de convencernos que el mundo no nos lo dieron para que lo rompamos, sino que hemos de dejar un mundo mejor que el que nosotros nos hemos encontrado, para los que vienen detrás
                   -Que tenemos que trabajar y hacerlo bien, porque el trabajo es la expresión de la grandeza de la persona.
                   -Que debemos tener en cuenta que el “ganar” y el “Tener” no pueden ser nunca metas en la vida, sino el “SER” y compartir para ser feliz.
                   -Que no podemos engañar a los niños y a los jóvenes ubicándolos en una nube de algodón, diciéndoles que todo lo agradable es bueno y lo desagradable es malo, pues sabemos todos que la vida no es de color de rosa, sino de lucha y hay que prepararlos para que luchen contra el fracaso.
                   -Que la educación es de los padres y la información de la escuela; todo lo que no sea tener claro esto, es una dejación grave que al final nos cobra caro.
                   -Que la familia es el fundamento de la sociedad y la escuela donde se aprende a ser persona, pues en ella se practican los grandes valores humanos, sociales, cristianos.
                   -Que desde la misma infancia al niño se le enseña a ser responsable y, por lo tanto, libre; que ha de aprender a amar siendo solidario, compartiendo y, sobre todo sirviendo y éste ha de ser el clima en el que crezca y viva.
         Ahora, nos hablan constantemente de RECONSTRUCCIÓN, pero está en nuestras manos la sociedad nueva que queremos, o de lo contrario, la dejaremos en las suyas para que reconstruyan todo lo que vienen pretendiendo y nosotros quedaremos encerrados esperando que nos den las órdenes que consideren que les conviene.