20 - 04 - 2020
Hace ya mucho tiempo que
todos veíamos que habíamos entrado en una espiral de locura; ya sufrimos un
golpe en la crisis del 2008 en donde habíamos llegado al éxtasis y veíamos que
la gente se entusiasmaba con el dinero fácil y los jóvenes preferían andar con
un deportivo de 10 millones antes que estudiar una carrera, y se despreciaba a
quien ganaba 1000 euros, y la gente se endeudaba para comprar varias casas…
hasta que todo se precipitó y se vino abajo como un castillo de naipes y de
golpe se perdió todo…
Volvimos a recuperarnos y no aprendimos,
no cambiamos de actitud, diríamos más bien que fue empeorando, pues vemos como
se vienen despreciando por sistema todos los valores y se impone el egoísmo, el
individualismo, el relativismo, el todo vale, la irresponsabilidad, el
pasotismo y la falta de respeto, la corrupción en todas las esferas de la
sociedad… Estas actitudes se fomentan como algo progresista y se van imponiendo
como norma de existencia.
Efectivamente, todos veníamos
diciendo que “esto” no nos llevaba a ningún buen puerto y, en el fondo, todos deseábamos
un cambio, una nueva orientación en el camino.
Pero al mismo tiempo hay otro
sector que busca otro cambio y utiliza ese eco del deseo de la sociedad para
reorientar en la dirección que ellos buscan. Esto han venido haciéndolo de una
manera magistral los que son especialistas en dirigir la masa que vienen desde
muy atrás manipulando el deseo de cambio y llevándolo por los derroteros que
ellos quieren.
Estos días se viene
repitiendo como un mantra que nos está golpeando en la mente y en la
conciencia: “Ya nada será igual”. A
los gestores de esta obra de ingeniería social, la pandemia del “Covid-19” les
ha resultado como el premio gordo de la lotería, pues les han venido servidos
en bandeja los acontecimientos para concluir su programación: hasta ahora han
venido preparando el terreno y ahora comienzan el asalto; no tienen más tiempo
y lo único que les favorece es que se alargue la tragedia, la crisis. Cuanto
peor se ponga, mejor para ellos, sus golpes serán certeros, pues la gente vive
metida en otra historia, además está cansada de todo lo que viene arrastrando y
desea un orden nuevo; cuando salga del túnel, se encontrará no con lo que
soñaba sino con algo distinto pero peor, algo que ya no tiene vuelta atrás.
Como he dicho antes, los
pasos les han venido servidos en bandeja, pues de haber estado todo tranquilo
les hubiera costado fuertes problemas; ahora han encontrado al pueblo asustado
y se ha entregado en sus brazos.
Hicieron la gran
manifestación del feminismo, pues no querían dejar por nada ese acontecimiento
en el que recogerían el voto de la mujer. Sabiendo el grave peligro que
suponía, pero para ellos era más importante su rentabilidad política que la
salud del país.
A continuación, horas después,
determinan el encierro de la población y, asustados, nos encarcelaron como
ovejas sumisas que se fían de la bondad de su pastor; inmediatamente se
dedicaron a inyectarnos un miedo horroroso a un virus que automáticamente nos
convertía a todos en potenciales enemigos del que hasta unas horas antes había
vivido a mi lado.
Y junto a la propagación del
virus ha ido creciendo el miedo y la desconfianza en el que vive a mi lado,
hasta el punto que de la noche a la mañana no puedo tocar a quien ayer estaba
abrazando imponiendo normas absurdas como el no poder ir juntos marido y mujer
que han dormido en la misma cama y ahora no pueden ir en el mismo coche…
A medida que van pasando los
días se van sucediendo disparates que nadie entiende y que no sabemos a dónde
nos conducen; nos han encerrado y no saben qué hacer ahora con la gente.
No hay que ser muy
inteligentes para ver que esto es una trampa: veo cómo nos han encarcelado a
base de miedo y mientras tanto, nos siguen engañando y no dan respuesta al
problema, sino que más bien van dándole largas e impidiendo que se tomen
soluciones por aquellos que entienden; van destruyéndolo todo: nadie entiende
por qué no dejan que las mascarillas, los respiradores, los test y todo el
material que se necesita para detectar el virus y detenerlo prohíban que lo
hagan empresas españolas perfectamente capacitadas para hacer un material de
primera clase y se empecinan en que venga de China, precisamente de allí donde
nos vienen engañando “como a chinos”
Por otro lado es
incomprensible e inexplicable la cantidad de millones que llevan gastados en material y no llega todavía a los
hospitales; y vienen sosteniéndose con las donaciones que vienen haciendo
empresas y personas particulares como el hospital que levanta IFEMA con el
ejército y cientos de voluntarios, con los aviones y donaciones de Amancio
Ortega y todo lo que vienen haciendo grupos de personas particulares… y ellos,
lo único que se les ocurre es insultar a estos donantes diciendo que hay que
expropiarles porque lo que quieren dejar claro es que todo tiene que estar en
manos del estado. Y siguen con su cantinela invitándonos a salir a aplaudir
porque entre todos vamos a construir un mundo nuevo y demostrándonos que ya
nada va seguir igual.
Han encontrado la excusa
perfecta para hacer la reprogramación de nuestras mentes y nuestras actitudes,
pero no para asumir lo que todos queríamos, sino lo que ellos vienen preparando
hace mucho tiempo y que no se atreven a dar la cara tapándolo todo con un
lenguaje camuflado con el que utilizando las mismas palabras van sosteniendo
otro objetivo.
Hoy ciento que ha sido una
maniobra perfecta lo que han logrado realizar aprovechando el problema
gravísimo en el que estamos metidos que para ellos es la oportunidad única.
Independientemente
de la gravedad del virus, que no han sido capaces de controlarlo, pero si han
hecho su jugada perfecta, que era lo que les interesaba: han hecho pedazos la
fraternidad, la confianza revistiéndola de una falsa solidaridad y un clima de
confianza con el eslogan “Venceremos todos juntos”, fomentando aplausos desde
los balcones… pero mientras tanto, la desconfianza y la falta de respeto han
crecido exponencialmente, pues no somos más humanos, como deseábamos y se
insulta al que va por la calle, incluso se trata sin respeto a los médicos a
quienes teóricamente se les aplaude, pero no se exige que les provean de lo que
necesitan para trabajar y evitarles el peligro. De eso no se tratan los
aplausos, han montado una especie de circo romano echando sanitarios a los
leones y aplaudiendo su valentía sin proporcionarles una mínima defensa.
Mañana seguirán los aplausos
al gobierno por lo bien que han manejado todo (Ahora mismo acabo de leer que un
cura está pidiendo el premio “Príncipe de Asturias para los sanitarios y para
el equipo del gobierno que está gestionando la crisis)
Incluso estamos viendo que
los cadáveres los han reducido a un número y ya nos dicen con toda la cara
dura: “Hoy la buena noticia es que tenemos 20 cadáveres menos”, siguiendo la
consigna de Stalin: “Un muerto es una
tragedia, 100 muertos es una estadística”.
Y nos han venido martilleando
que ya nada va a ser igual, pero al mismo tiempo lo están rompiendo todo para
que no pueda serlo; da la sensación de que están preparando los ánimos para que
se acepte como algo normal y lógico el que todo tiene que cambiar, pero no en
el sentido que debería y que todos deseábamos, como ya hemos indicado, sino en
el sentido que ellos tienen programado y que vienen preparando, que es el
romper todo lo que se ha conseguido durante tanto tiempo y establecer el
régimen que ellos quieren: someter al pueblo y quitarle todas sus libertades y
derechos y convertirlo en una masa que piensa y actúa según a ellos les
interesa y programan.
De hecho están llevando las
cosas al extremo para demostrarnos que no nos queda más remedio que entrar por
donde ellos dicen e insisten en convencernos que no vale la pena luchar… y ya
los estamos viendo cómo nos prohíben disentir y se saltan a la torera las leyes
allanando moradas (Acabo de ver cómo entra la policía y le impide a un
sacerdote celebrar la Eucaristía que está retransmitiendo por internet para su
parroquia) y ven cómo la gente se aguanta y se calla… Tienen la seguridad de que
lo que hagan será bien asumido.
Maniataron al rebaño y ahora
solo falta cogerlo completamente por el estómago con una limosna y convencerlo
que lo hacen por su bien, como el padre bueno que restringe la libertad de su
hijo al que considera un adolescente inmaduro y le tiene que programar la vida
y el pensamiento, indicando todo lo que tiene que hacer y dejándole bien claro
lo que no puede ni pensar. Y todo esto lo revisten con el lenguaje de
“Democracia”, “Libertad”, “Respeto”, “Progreso”…
El otro cambio que estábamos
necesitando y que pedíamos a voces era el recuperar la humanidad que hemos
perdido, el respeto a la dignidad de la persona y a la naturaleza; desterrar la
codicia que nos angustia y la avaricia que nos esclaviza, desterrar el
materialismo que nos impide ver la grandeza de la vida y de la persona; el
vivir en solidaridad, donde puedas mirar al otro, no como un contrincante, sino
como un amigo, como un hermano…
Incluso estamos viendo que
habría posibilidad, por todos los avances que se han hecho, de organizar el
mundo y vivir en solidaridad, haciendo de él un paraíso, donde nadie tenga que
abandonar su tierra, su familia, donde podamos vivir con dignidad y todos nos respetemos,
nos apoyemos unos a otros compartiendo lo que tenemos…Pero el ansia de dinero,
de poder; el egoísmo y la maldad del corazón de unos pocos, impide que esto se
realice, pues prefieren programar la muerte y la destrucción del planeta y lo
desestabilizan todo antes que luchar por establecer el amor, la justicia y la
fraternidad.
Este segundo cambio, los
aliados del MAL no pueden soportar ni siquiera el pensar que pudiera darse.
Pero lo triste es que el pueblo llegue a creerse que no es posible, ni vale la
pena luchar por hacerlo y se deja derrotar sin haber luchado.
Alguien me puede calificar, y
ya lo han hecho, de apocalíptico, derrotista… normalmente lo hacen aquellos que
el miedo, o la simpatía con los destructores, lo encubren con el manto del “buenismo”
y la confianza en la divina providencia, esperando que venga Dios y arregle las
cosas.
Yo pienso de otra forma:
-Creo que es
posible un mundo nuevo en donde cada uno deje su egoísmo, ponga a los demás en
su vida y entienda que cuando todos pensamos en los otros antes que en
nosotros, salimos todos beneficiados.
-Hemos de
convencernos que el mundo no nos lo dieron para que lo rompamos, sino que hemos
de dejar un mundo mejor que el que nosotros nos hemos encontrado, para los que
vienen detrás
-Que tenemos que
trabajar y hacerlo bien, porque el trabajo es la expresión de la grandeza de la
persona.
-Que debemos tener
en cuenta que el “ganar” y el “Tener” no pueden ser nunca metas en la vida,
sino el “SER” y compartir para ser feliz.
-Que no podemos
engañar a los niños y a los jóvenes ubicándolos en una nube de algodón,
diciéndoles que todo lo agradable es bueno y lo desagradable es malo, pues
sabemos todos que la vida no es de color de rosa, sino de lucha y hay que
prepararlos para que luchen contra el fracaso.
-Que la educación
es de los padres y la información de la escuela; todo lo que no sea tener claro
esto, es una dejación grave que al final nos cobra caro.
-Que la familia es
el fundamento de la sociedad y la escuela donde se aprende a ser persona, pues
en ella se practican los grandes valores humanos, sociales, cristianos.
-Que desde la misma
infancia al niño se le enseña a ser responsable y, por lo tanto, libre; que ha
de aprender a amar siendo solidario, compartiendo y, sobre todo sirviendo y
éste ha de ser el clima en el que crezca y viva.
Ahora, nos hablan
constantemente de RECONSTRUCCIÓN, pero está en nuestras manos la sociedad nueva
que queremos, o de lo contrario, la dejaremos en las suyas para que
reconstruyan todo lo que vienen pretendiendo y nosotros quedaremos encerrados
esperando que nos den las órdenes que consideren que les conviene.